30.03.2014 Views

Mastretta, Angeles - Arrancame la vida

Mastretta, Angeles - Arrancame la vida

Mastretta, Angeles - Arrancame la vida

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Arráncame <strong>la</strong> <strong>vida</strong><br />

Ángeles <strong>Mastretta</strong><br />

—Vámonos entonces.<br />

—¿Qué horas son? —preguntó bostezando y estirando los brazos.<br />

—No sé. ¿Por qué no nos morimos ahorita? —dije.<br />

—Porque yo tengo mucho que hacer todavía. Nunca he dirigido en Viena.<br />

—¿Me vas a llevar a Viena?<br />

—Cuando me inviten.<br />

—¿Todavía no te invitan?<br />

—Falta que acabe <strong>la</strong> guerra y que yo dirija mejor.<br />

—Ya no me vas a querer cuando eso pase dije.<br />

—Te quiero ahorita —dijo y se puso a besarme. Después estiró un brazo por encima de mí<br />

tratando de alcanzar su reloj que estaba en el buró de mi <strong>la</strong>do. Son <strong>la</strong>s cuatro, creo que sí nos<br />

vamos a morir hoy. Seguro que a Juan se le olvidó.<br />

—¿Qué se le olvidó?<br />

—Que tenía que l<strong>la</strong>marnos cuando Andrés estuviera por salir de Los Pinos.<br />

—¿Para qué?<br />

—Para que tú llegues a tu casa antes que él.<br />

—Pero si yo no quiero regresar a mi casa.<br />

—Tienes que llegar. Ni modo que te quedes aquí.<br />

—Soy una pendeja —dije levantándome a buscar mi ropa regada por todo el cuarto. Estaba<br />

tan furiosa que atoré el cierre del vestido y empecé a jalonearlo hasta que lo rompí. Busqué los<br />

zapatos, total, con el abrigo encima no se notaría <strong>la</strong> espalda abierta.<br />

—Tú y Álvaro son unos culeros —dije.<br />

—Para ser pob<strong>la</strong>na tienes bonito pelo –contestó.<br />

—Tú qué sabes de los pob<strong>la</strong>nos —grité. Sonó el timbre. Era Juan.<br />

—Señora el general no quiere salir de Los Pinos. Dice que usted le dijo que estaría en el<br />

jardín y que por ahí debe andar, que no podemos dejar<strong>la</strong>.<br />

—¿Y con quién está? ¿No se ha acabado <strong>la</strong> fiesta? —pregunté.<br />

—Está con don Alfonso Peña —contestó Juan.<br />

—¿Todavía? —pregunté.<br />

—Hay que estar borrachísimo para aguantar a Peña tanto tiempo.<br />

—Vamos, querida —dijo Carlos, ya vestido en <strong>la</strong> puerta.<br />

Llegamos a Los Pinos. Juan se fue a estacionar el coche y nosotros nos bajamos cerca del<br />

sitio donde estuvimos con Cordera.<br />

Caminamos. Carlos tenía su brazo en mi cintura y me ja<strong>la</strong>ba. Entramos al salón. Ya no había<br />

casi nadie. Andrés y Peña estaban sentados al fondo, con un mesero de cada <strong>la</strong>do y una botel<strong>la</strong><br />

de coñac enfrente. Fuimos hasta ellos.<br />

—¿Ya tomaron su aire? —preguntó Andrés arrastrando <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras.<br />

—No tardamos mucho. ¿Cómo te dio tiempo de beber tanto? Estás borrachísimo, Andrés,<br />

como nunca. ¿Por qué? —le dije sorprendida. Estaba acostumbrada a verlo beber durante horas<br />

sin parar y sin emborracharse.<br />

—Porque para vivir en este país hay que estar loco o pedo. Yo casi siempre ando loco, pero<br />

ahora me quería ganar <strong>la</strong> cordura y no <strong>la</strong> dejé. ¿Verdad, hermano? —le preguntó a Peña que<br />

estaba más borracho que él, tenía los ojos bizcos y miraba al suelo.<br />

—Lo que yo te advierto es que son unos pinches comunistas peligrosos —decía encimando<br />

<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras. No deberías dejar a tu mujer andar con ellos.<br />

—A éste ya le llegaron <strong>la</strong>s alucinaciones —dijo Andrés. Cree que Vives es comunista, lo que<br />

sigue es que vea venir un elefante morado y a Greta Garbo en calzones. Llévatelo a su casa, Juan,<br />

nosotros nos vamos a quedar aquí p<strong>la</strong>ticando.<br />

—Vámonos mejor todos a <strong>la</strong> casa —dije. Aquí ya no es propio.<br />

68

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!