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Monog.M'd.- 12 CASTELLË filmar2 - Acadèmia

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394 UNIDADES DEL DOLOR. REALIDAD HOY, RETO PARA EL FUTUROun traumatismo o lesión neurológica se confirma por el hecho deque los niños nacidos sin una extremidad pueden experimentarel síndrome del miembro fantasma en dicha localización(Ramachandran, 1994; 1996). Del mismo modo, los pacientes hipnotizadosa menudo muestran respuestas fisiológicas a estímulosinexistentes (aparición de ampollas como respuesta al hecho deser “quemados” con un lápiz) así como la capacidad de ignorarestímulos que podrían considerarse extremadamente dolorososen circunstancias normales (Hilgard & Hilgard, 1983). El organismosuele responder más a algo que creemos que ha ocurridoque a lo que puede haber ocurrido en la realidad. Aparentemente–no sólo en sueños– podemos sentir y sentimos un organismo simbólicoque no es nuestro organismo fisiológico verdadero.Tal como indican estos ejemplos, afirmar que el dolor está sóloen nuestra mente puede ser tanto cierto como falso. Puede sercierto en el sentido de que el dolor puede ser psicógeno i , sinembargo es falso dado que implica que el dolor es en cierto modoirreal. Dicho de otro modo, en el contexto del tratamiento deldolor, tal vez los médicos se deben replantear sus ideas acerca delos pacientes que se fingen enfermos. Dada la complejidad y laimpenetrabilidad del concierto simbólico que caracteriza a todapersonalidad, es prácticamente imposible –por no decir inmoralo poco ético– aseverar que cualquier dolor, con o sin lesiones tisulares,es en cierta medida irreal. Del mismo modo que a unpaciente que sufre escalofríos en un caluroso día de verano no sele dice que se fije en la temperatura ambiente y se le recomiendaque vuelva a casa, tenemos que evitar seguir patologizando elsufrimiento tristemente real del paciente al dudar de su veracidad.Tal como comentaremos en detalle a continuación, el dolorsuele constituir una expresión de problemas no físicos –lo quepodríamos denominar traumatismos psicológicos– y a veces se vecon mayor acierto como un intento del subconsciente de llamarla atención hacia (o, en caso contrario, ocultar) una fuente desufrimiento psicológico. Dado que no es nuestro objetivo aburriral lector con una larga disquisición filosófica acerca de la natu-iLa palabra psicógeno ha sustituido al término perfectamente correcto psicosomáticodebido a las connotaciones negativas que ha acumulado este últimocon el paso del tiempo. Tal como se postula en este artículo, no existe ningúnmotivo para suponer que un fenómeno mental-orgánico (psicosomático) esmenos real porque su etiología y tratamiento sean más complejos y más difícilesde entender que otras afecciones.

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