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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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126 - ALEPHlos referentes foráneos. La opción elegida no es la que propone Mar Villaespesaen su artículo “Síndrome <strong>de</strong> mayoría absoluta”, publicado en la revista Arena en1989, en que se incita a una relectura crítica global <strong>de</strong> la vanguardia españolahasta el momento presente. En el mismo número su, por entonces, colega JoséLuis Brea propone con el sugestivo título <strong>de</strong> “Políticas <strong>de</strong>l éxtasis” una interesanteelucubración teórica sobre el rostro. Tras un entramado <strong>de</strong> citas a Lacan ya Deleuze/Guattari es imposible encontrar referencia a lugar y circunstancia algunos.Tal política <strong>de</strong>l éxtasis sería una política totalmente <strong>de</strong>sterritorializada. Lateoría parece tomar aquí el sentido literal <strong>de</strong>l término griego que implica ver condistancia, como el forense que se <strong>de</strong>splaza para <strong>de</strong>scribir la escena <strong>de</strong> un crimeno como el extranjero que observa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la no pertenencia.Aquello que fuera una moda académica o una combativa corriente crítica enlas universida<strong>de</strong>s y las publicaciones <strong>de</strong> arte más vanguardistas <strong>de</strong> Europa yEstados Unidos, adquirió en el contexto español un estatus muy especial. Propagadaen cursos <strong>de</strong> verano y en multitudinarios seminarios para-académicosmás que en el ámbito estricto <strong>de</strong> las aulas universitarias –aunque sus oficiantesprocedieran <strong>de</strong> las mismas–, la teoría así llamada posmo<strong>de</strong>rna fue objeto <strong>de</strong> unproceso <strong>de</strong> fetichización cuyas dimensiones le hacen merecer un capítulo aparte<strong>de</strong>l estudio realizado para Desacuerdos. Casi <strong>de</strong> la noche a la mañana, una versiónenfáticamente teórica <strong>de</strong> la crítica pugnaba por <strong>de</strong>splazar al aparato discursivo,improvisado y caciquil, que había acompañado al primer “entusiasmo”<strong>de</strong> los ochenta. Sin embargo, esta nueva crítica era una crítica en gran medidanarcisista, huérfana <strong>de</strong> otro objeto que no fuera su propio corpus <strong>de</strong> topoi y autorida<strong>de</strong>s.La ciudad, la mo<strong>de</strong>rnidad, la subjetividad y la historia se convirtieronen objetos <strong>de</strong> reflexión precodificados, difícilmente contrastables con los parámetros<strong>de</strong> las circunstancias y conflictos específicos <strong>de</strong>l lugar en que dicha reflexiónse producía.Si bien la <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong> las carencias estructurales, los vicios, las inercias y elprovincianismo <strong>de</strong> la escena artística local iban a ser una constante en los textosy manifiestos <strong>de</strong> finales <strong>de</strong> los ochenta, esta nueva crítica sabia, en vez <strong>de</strong>concentrarse, como pareciera en un principio, en <strong>de</strong>rribar “los muros <strong>de</strong> la patriamía” –para hacer uso <strong>de</strong> una cita barroca <strong>de</strong>l propio Brea– y someter a un análisisriguroso las prácticas <strong>de</strong> sus mayores, agotó sus energías en afirmarsecomo práctica autónoma, generadora <strong>de</strong> su propio territorio. Pareciera como sisu existencia se justificara con cubrir fantasmáticamente las carencias –percibidascomo insoportables– <strong>de</strong>l período inmediatamente anterior. La prácticateórico-crítica asumía, pues, una posición melancólica, al agotarse su funciónprincipal en el gesto interminable <strong>de</strong> señalar lo que se reconocía como una faltaestructural que, en vez <strong>de</strong> resolverse, era <strong>de</strong>splazada alegóricamente.La alegoría –forma <strong>de</strong> significación que José Luis Brea reconoce simultáneamentecomo forma <strong>de</strong> todo discurso presente y como constante <strong>de</strong> lo español–pue<strong>de</strong> que sea una estrategia consciente y voluntariamente escogida como laúnica posible, pero no es nunca un procedimiento propio <strong>de</strong> una cultura libre.Se trata precisamente <strong>de</strong> un mecanismo <strong>de</strong> supervivencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistemacaracterizado por la precariedad <strong>de</strong> la agencia. Por ello nos atrevemos a consi<strong>de</strong>rarlas “acciones paralelas”, muchas <strong>de</strong> ellas encabezadas por José Luis Breadurante gran parte <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa, como sintomáticas <strong>de</strong> la situa-

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