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Descargar PDF - Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

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188 - 1969–...Prácticas artísticas colaborativas en la España <strong>de</strong> los años noventaPALOMA BLANCOEl arte solo pue<strong>de</strong> dignificarse y rebasar el estado <strong>de</strong>barbarie civilizada en el que se encuentra si se apoyaen el gran movimiento social <strong>de</strong> nuestros días.RICHARD WAGNERSolo no pue<strong>de</strong>s, con amigos sí.EPI Y BLASContexto general <strong>de</strong> los noventa en España: cambio<strong>de</strong> marcha en el arte españolSi preten<strong>de</strong>mos profundizar en las prácticas colaborativas<strong>de</strong> los años noventa, <strong>de</strong>bemos, antes quenada, hacer referencia al contexto social y político<strong>de</strong>l momento. Dentro <strong>de</strong>l ámbito europeo, tras lacaída <strong>de</strong>l muro <strong>de</strong> Berlín en noviembre <strong>de</strong> 1989,muchos <strong>de</strong> los gobiernos nacidos <strong>de</strong> la quiebra <strong>de</strong>l“socialismo real” realizaron un tránsito brusco <strong>de</strong>una economía estatalizada a una economía <strong>de</strong> mercado.A este hecho habría que añadir el espectacularhundimiento durante estos años <strong>de</strong> una izquierda—tanto parlamentaria como extraparlamentaria—que, oscilante entre un reformismo <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte y unaretórica hueca, se mostró incapaz <strong>de</strong> ofrecer alternativasreales a las condiciones cambiantes <strong>de</strong>lmundo que le estaba tocando vivir.Es preciso señalar asimismo otros factores significativoscomo las emigraciones masivas y el <strong>de</strong>terioroininterrumpido <strong>de</strong> la situación económica ypolítica <strong>de</strong> “los países <strong>de</strong>l Sur”, el resurgimiento <strong>de</strong>los nacionalismos, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la biotecnologíay el ciberespacio, la <strong>de</strong>sestabilización ecológica <strong>de</strong>lplaneta, la cultura <strong>de</strong>l control y la vigilancia, o la alteraciónimparable <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos sociales.A este cúmulo <strong>de</strong> elementos interrelacionadoshabría que añadir un factor permanente que condicionótodos los <strong>de</strong>más, a saber: el auge generalizado<strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> privatización <strong>de</strong> la vida social,hecho claramente vinculado a la exaltación <strong>de</strong> loindividual como esfera principal <strong>de</strong> la autoridad políticay cultural.En lo que se refiere al Estado español, a lo largo<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa se acentuó una situaciónque se había ido fraguando en los ochenta pero quehasta ahora no había incidido <strong>de</strong> manera sustancialen el <strong>de</strong>sarrollo artístico y cultural. Se comenzó ahablar <strong>de</strong> una crisis <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> pensamientoy representación. A la crisis <strong>de</strong> la representación política—hablamos <strong>de</strong>l período <strong>de</strong> mayor <strong>de</strong>silusiónhacia los gobiernos <strong>de</strong> “izquierda” <strong>de</strong>l PSOE— se unióla conciencia <strong>de</strong>l agotamiento <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> artepolítico basados, a su vez, en la representación: <strong>de</strong>s<strong>de</strong>las obras <strong>de</strong> Haacke o Broodthaers hasta las críticasfeministas, se podía percibir cierto cansancio respectoa lo que estas prácticas tenían ya <strong>de</strong> ritual autorreferencial.El panorama artístico español <strong>de</strong> estos años secaracterizó, <strong>de</strong> entrada, por la plena consolidación <strong>de</strong>la relación <strong>de</strong> vasallaje <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l arte vinculadoa las instituciones públicas. Fenómeno que se materializóen el surgimiento <strong>de</strong> una línea institucionalconsistente, entre otros elementos, en la construcción<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s edificios museísticos y en la compra,sin criterio, <strong>de</strong> obras incapaces siquiera <strong>de</strong> constituircolecciones dignas <strong>de</strong> ese nombre; nada más alejado<strong>de</strong> la realidad económica <strong>de</strong>l momento. Con su progresivaespectacularización, el po<strong>de</strong>r político continuóinstrumentalizando el arte contemporáneo comoun medio <strong>de</strong> regulación social, como una estetización<strong>de</strong> la información y <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> <strong>de</strong>bateorientada a paralizar toda forma <strong>de</strong> juicio y crítica.Esta política megalómana <strong>de</strong> macroexposiciones ymuseos mastodónticos se <strong>de</strong>sarrolló paralela a unaapatía política generalizada por parte <strong>de</strong> sus responsables,incapaces <strong>de</strong> mantenerse en sintonía con laspreocupaciones <strong>de</strong> los artistas más jóvenes y losmovimientos sociales: primero el paro y luego latemporalidad y la precariedad, los crecientes problemasrelacionados con la vivienda, los movimientos<strong>de</strong> insumisión, etc.A este factor se unió, por otra parte, la incapacida<strong>de</strong>ndémica <strong>de</strong> los artistas, críticos, comisarios ygestores para articular la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> sus interesesy <strong>de</strong> su autonomía. Como bien afirmaba VictòriaCombalia, durante estos años “asistimos a un relegamiento<strong>de</strong>l crítico-i<strong>de</strong>ólogo en favor <strong>de</strong>l ‘críticomanager’,bajo cuyo concepto podríamos englobarel que sea ante todo comisario <strong>de</strong> exposiciones estratégicasy que pueda colocar sus críticas —si es quetiene tiempo <strong>de</strong> escribir— en revistas que constituyanórganos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r en el circuito internacional <strong>de</strong>larte. Existe, con todo ello, un progresivo abandono<strong>de</strong> la reflexión, porque la rapi<strong>de</strong>z impone su implacabletiranía”. 1 Esta opinión era compartida por laentonces directora <strong>de</strong> la revista <strong>de</strong> arte Lápiz, RosaOlivares, quien a través <strong>de</strong> sus textos <strong>de</strong>nunciaba laausencia <strong>de</strong> un espacio crítico en la cultura española<strong>de</strong>l momento: “España es un país sin crítica. Pero noporque no haya voces y capacidad crítica, sino porquea esas voces se les niega la existencia, se las meteen el olvido, en el <strong>de</strong>sierto, primando a los cantores<strong>de</strong> la Melodía Única y convirtiendo en una especie <strong>de</strong>clamor en el <strong>de</strong>sierto las voces <strong>de</strong> todos aquellos queno solamente disienten sino que opinan en contra,que analizan críticamente la realidad, que pi<strong>de</strong>n expli-

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