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negro—. Eres igual que todos los cabrones de Fénix. Solo te preocupas por ti misma.<br />
—¿Sabes qué? Mejor me voy —dijo Glass, y echó a andar hacia la puerta—. Dile a Luke que pasaré más tarde.<br />
—Espera —gritó Carter.<br />
Glass no le hizo caso y cogió el pomo sin girarse, pero antes de que pudiera abrirla del todo, Carter alargó una manaza y volvió a<br />
cerrarla.<br />
—Déjame salir —le ordenó Glass, dándose media vuelta.<br />
La sonrisa del otro se ensanchó, y ella notó un escalofrío en la nuca.<br />
—¿A qué viene eso? —preguntó Carter a la vez que le frotaba los brazos con las manos—. Ambos sabemos lo mucho que te gusta<br />
visitar los barrios bajos. No te hagas la estrecha.<br />
—¿De qué hablas? —le escupió Glass. Agobiada, intentó apartarse de él sin conseguirlo.<br />
Él frunció el ceño y le aferró los brazos con más fuerza.<br />
—Vas de tía rebelde solo porque te escondes por ahí con Luke. Pero conozco a un montón de chicas de Fénix como tú. Todas sois<br />
iguales.<br />
Sujetándole un brazo, Carter usó la otra mano para hurgarle la cintura del pantalón.<br />
—Para —dijo Glass, forcejeando. El terror ya corría por sus venas—. ¡Para! ¡Suéltame! —le ordenó en voz más alta.<br />
—Tranquila —murmuró Carter mientras la atraía hacia sí y le retorcía los brazos por encima de la cabeza.<br />
Glass intentó empujarlo. Por desgracia, Carter pesaba más del doble que ella y no pudo liberarse. Se debatió con fuerza y trató de<br />
hincarle la rodilla en el vientre, pero estaba atrapada.<br />
—No te preocupes —susurró Carter, soplándole un aliento rancio en el oído—. A Luke no le importará. Me lo debe, después de todo<br />
lo que he hecho por él. Además, lo compartimos todo.<br />
Glass intentó gritar, pero Carter le aplastaba el pecho y no tenía aire en los pulmones. Empezó a ver puntitos negros; se iba a<br />
desmayar.<br />
En aquel momento, la puerta se abrió y Carter saltó hacia atrás como una flecha. Glass perdió el equilibrio y cayó al suelo.<br />
—¿Glass? —preguntó Luke al entrar—. ¿Te encuentras bien? ¿Qué pasa aquí?<br />
Ella intentó recuperar el aliento, pero antes de que pudiera responder, Carter habló desde el sofá, donde ya se había apoyado con un<br />
calculado aire de indiferencia.<br />
—Tu novia me estaba enseñando el baile de moda en Fénix —resopló—. Me parece que necesita practicar un poco más.<br />
Luke intentó captar la mirada de Glass, pero ella desvió la vista. La rabia y el subidón de adrenalina inducido por el miedo le habían<br />
desbocado el corazón.<br />
—Siento llegar tarde… Me he entretenido charlando con Bekah y Ali —se disculpó Luke mientras tendía una mano para ayudarla a<br />
levantarse. Bekah y Ali eran dos amigos suyos del cuerpo de ingenieros que siempre habían tratado bien a Glass—. Eh, ¿qué pasa? —<br />
preguntó con voz queda al ver que ella no respondía a su gesto.<br />
Después de lo que había sucedido, lo único que deseaba Glass era arrojarse a los brazos de Luke, dejar que el calor de su cuerpo la<br />
convenciera de que todo iba bien. Pero había ido allí con un propósito. No podía aceptar su consuelo.<br />
—¿Te encuentras bien? ¿Hablamos mejor en mi cuarto?<br />
Glass echó una ojeada a Carter para que le hirviese la sangre de furia y odio. Se levantó.<br />
—No quiero ir a tu cuarto —declaró en un tono gélido que ella misma no reconoció—. Nunca más.<br />
—¿Qué dices? Pero ¿qué te pasa? —insistió Luke. Le tomó la mano con suavidad, pero ella la retiró—. ¿Glass?<br />
A ella se le encogió el corazón al verlo tan confundido.<br />
—Hemos terminado —dijo, sorprendida de su propia frialdad. Un extraño sopor se apoderó de ella, como si sus nervios se hubieran<br />
desconectado para protegerla de una tristeza mortífera—. ¿De verdad pensabas que esto iba a durar?<br />
—Glass —Luke hablaba en un tono bajo y desmayado—. No estoy seguro de lo que intentas decirme, pero ¿te importa que sigamos<br />
hablando en mi habitación?