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ella la esperanza. A lo mejor su madre se había equivocado. Puede que el pánico que reinaba en<br />
Fénix no fuera sino un malentendido. Pero al subir las escaleras notó un extraño ahogo en el pecho,<br />
que aumentó cuando se detuvo a coger aliento. Podría haber atribuido el pulso acelerado a lo<br />
impaciente que estaba por ver a Luke, pero Glass sabía que no podía obviar la verdad. El oxígeno<br />
empezaba a escasear en Walden.<br />
Al doblar hacia la planta de Luke, se forzó a avanzar despacio, respirando con cuidado:<br />
inhalaciones superficiales que le garantizasen un pulso estable. Vio a muchos adultos pululando por<br />
el pasillo. Hablaban en voz baja mientras miraban preocupados a los niños desperdigados por el<br />
corredor, tan emocionados de seguir levantados a esas horas de la noche que apenas advertían la<br />
falta de aire. Glass quiso decirles a los padres que tranquilizasen a los niños para ahorrar oxígeno,<br />
pero el comentario solo habría servido para desatar el pánico y, de todos modos, no podían hacer<br />
nada.<br />
Apenas tuvo tiempo de llamar a la puerta de Luke antes de que él la arrastrara al interior de su<br />
casa y la estrechara entre sus brazos. Durante unos instantes, ella solo fue consciente del calor de<br />
aquel cuerpo y de la fuerza de su abrazo. Luego, él se apartó, y ella leyó sorpresa y preocupación en<br />
su semblante más allá de la alegría de sus ojos.<br />
—¿Qué haces aquí? —le preguntó Luke mientras le acariciaba la mejilla con la mano, como si<br />
quisiera asegurarse de que Glass no era una alucinación. Echó un vistazo a la puerta cerrada y<br />
prosiguió, bajando la voz—: No es seguro.<br />
—Lo sé —repuso ella en tono quedo, tomándole la mano.<br />
—No sé cómo has llegado, pero tienes que marcharte —declaró Luke, negando con la cabeza—.<br />
Tienes más posibilidades de sobrevivir en Fénix.<br />
—No iré a ninguna parte sin ti.<br />
Suspirando, él la guio hasta el sofá y la hizo sentar en su regazo.<br />
—Óyeme bien —le ordenó, enrollándose un rizo de Glass al dedo—. Si los guardias nos pillan<br />
tratando de huir a Fénix, me dispararán y luego seguramente te dispararán a ti también —cerró los<br />
ojos e hizo una mueca de dolor—. Es para eso para lo que nos han entrenado. Nunca nos lo han dicho<br />
claramente, pero… todos teníamos la sensación de que algo terrible estaba a punto de pasar, y hemos<br />
practicado una y otra vez lo que hay que hacer —cuando volvió a mirarla, una expresión de fría furia<br />
desconocida en él inundaba sus ojos. Luke debió de darse cuenta de que había asustado a Glass,<br />
porque sus rasgos se suavizaron—. Pero tú no tienes que preocuparte por eso. Estarás bien. Y eso es<br />
lo único que me importa.<br />
—No —replicó ella, sorprendida de su propia vehemencia—. No estaré bien —Luke frunció el<br />
ceño y abrió la boca para hablar, pero Glass lo interrumpió—. Me moriré si sé que tú estás aquí<br />
solo. Me moriré —repitió desesperada, y luego jadeó por la falta de aire—. Y si tengo que morir,<br />
quiero que sea aquí, contigo.<br />
—Chist —murmuró Luke acariciándole la cabeza—. Vale, vale —sonrió con tristeza—. Lo peor<br />
que podemos hacer es malgastar oxígeno discutiendo.<br />
—¿Tienes miedo? —le preguntó Glass tras unos instantes de silencio.<br />
Luke se volvió hacia ella y negó con un gesto.<br />
—No —le cogió la barbilla con un dedo y se la levantó, para que lo mirase a los ojos—. Nunca<br />
tengo miedo cuando estoy contigo —se inclinó hacia ella y la besó con suavidad. Glass se estremeció<br />
al notar el aliento de Luke en la piel.