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Kass Morgan - Los 100

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su amiga se abrieron con un parpadeo.<br />

—Hola —dijo con un hilo de voz.<br />

—¿Cómo te encuentras? —le preguntó Clarke, disponiéndose a comprobar sus constantes vitales.<br />

—Genial —repuso su amiga, afónica—. Preparada para unirme a Bellamy en su próxima<br />

expedición de caza.<br />

Clarke sonrió.<br />

—Pensaba que estabas durmiendo.<br />

—Lo estaba. Ahora sí y ahora no.<br />

—Voy a echar un vistazo rápido, ¿vale? —propuso Clarke, y Thalia asintió.<br />

Retiró la manta y levantó la camisa de Thalia. Una telaraña roja se extendía desde la supurante<br />

herida, lo que sugería que la infección se abría paso hacia el torrente sanguíneo.<br />

—¿Te duele?<br />

—No —dijo su amiga con un hilo de voz. Ambas sabían que estaba empeorando.<br />

—¿No te parece increíble que sean hermanos? —preguntó Clarke para cambiar de tema mientras<br />

volvía a tapar a Thalia con la manta.<br />

—Sí, es una locura —la voz de Thalia había recuperado algo de energía.<br />

—Lo que es una locura es armar un jaleo como ese en la plataforma de despegue —opinó Clarke<br />

—, pero fue un gesto muy valiente por su parte. Lo habrían matado de haberlo capturado —guardó<br />

silencio un instante—. Lo matarán cuando aterricen.<br />

—Se ha arriesgado mucho por cuidar de ella —asintió Thalia, que apartó la cara para ocultar el<br />

rictus cuando un calambre le recorrió el cuerpo—. Te quiere mucho, ¿sabes?<br />

—¿Quién? ¿Bellamy? —preguntó Clarke, sorprendida.<br />

—No. Wells. Ha venido a la Tierra por ti, Clarke.<br />

Ella apretó los labios.<br />

—Yo no se lo pedí.<br />

—Todos hemos hecho cosas de las que no estamos orgullosos —alegó Thalia en voz baja.<br />

Clarke se estremeció y cerró los ojos.<br />

—Yo no espero que nadie me perdone.<br />

—No me refiero a eso, y lo sabes —Thalia se interrumpió para tomar aliento. El esfuerzo de<br />

hablar la estaba dejando agotada.<br />

—Necesitas descansar —la cortó Clarke, inclinándose para taparle los hombros con la manta—.<br />

Ya hablaremos mañana.<br />

—¡No! —exclamó—. Clarke, tú no tuviste la culpa de lo que pasó.<br />

—Claro que la tuve —evitó la mirada de su amiga. Ella era la única que sabía lo que había hecho<br />

Clarke, y no se sentía con fuerzas de afrontarlo ahora mismo, no quería revivir la imagen en los ojos<br />

oscuros y expresivos de Thalia—. Además, ¿eso qué tiene que ver con Wells?<br />

Thalia cerró los ojos y suspiró, sin hacer caso de la pregunta.<br />

—Tienes que concederte la oportunidad de ser feliz. Si no, ¿qué sentido tiene todo?<br />

Clarke abrió la boca para replicar, pero se calló al ver que Thalia se doblaba sobre sí misma para<br />

toser.<br />

—Todo irá bien —susurró mientras le acariciaba el pelo empapado de sudor—. Te pondrás bien.<br />

Aquella vez, las palabras no fueron una plegaria sino una promesa. Clarke se negaba a dejar que<br />

Thalia muriese, y nada la detendría. No permitiría que su mejor amiga se uniese al coro de fantasmas

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