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Kass Morgan - Los 100

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Puede que mejor, porque el sol nunca le preguntaría en qué estaba pensando.<br />

—No quería insultarte —dijo alargando las palabras; un agradable sopor se iba adueñando de su<br />

cuerpo—. Ya sé que eres médico, no una carnicera.<br />

—No, me refiero a que me confinaron antes de que pudiera acabar las prácticas.<br />

La sombra de tristeza que proyectó la voz de Clarke resonó de un modo extraño en su pecho.<br />

Bellamy esbozó una sonrisa apagada.<br />

—Bueno, pues para ser un matasanos, estás haciendo un gran trabajo.<br />

Ella lo miró fijamente y, por un momento, Bellamy temió haberla ofendido. Pero Clarke asintió y<br />

se levantó.<br />

—Tienes razón —dijo—. Y por eso tenemos que encontrar los medicamentos. Vamos.<br />

El chico se incorporó con un gemido, se puso los zapatos y los calcetines y se echó la camiseta al<br />

hombro.<br />

—Te aconsejo que te pongas eso.<br />

—¿Por qué? ¿Temes no ser capaz de controlarte? Porque si te preocupa mi integridad, debo<br />

decirte que no soy…<br />

—Lo que quiero decir —lo interrumpió ella con una sonrisilla— es que por aquí hay plantas<br />

venenosas que podrían provocarte erupciones purulentas en esa espalda tan bonita que tienes.<br />

Bellamy se encogió de hombros.<br />

—Eso será problema tuyo, doctora. Me arriesgaré.<br />

Clarke se rio por primera vez —Bellamy estaba seguro— desde que había llegado a la Tierra.<br />

Experimentó un orgullo momentáneo al saberse responsable del acontecimiento.<br />

—Vale —dijo en tono alegre. Se pasó la camiseta por la cabeza y sonrió para sí al sorprender la<br />

mirada de Clarke en su abdomen—. <strong>Los</strong> restos del accidente están en dirección oeste. Vamos allá —<br />

echó a andar cuesta arriba y se volvió a mirar a Clarke—. Rumbo a la puesta de sol.<br />

Ella correteó unos pasos para alcanzarlo.<br />

—¿Has aprendido todo eso tú solo?<br />

—Supongo. Hay muchísimos textos sobre geografía terrestre en Walden —no lo dijo en el tono de<br />

pulla que solía adoptar cuando hablaba con Wells o con Graham—. Siempre me han interesado esas<br />

cosas, y cuando supe que planeaban enviar a Octavia a la Tierra… —se interrumpió, sin saber<br />

cuánto podía revelar sin correr riesgos. Clarke, por su parte, lo miraba como animándole a continuar,<br />

con aquellos ojos verdes rebosantes de curiosidad y de algo más que no sabía definir—. Supuse que,<br />

cuanto más supiese, más opciones tendría de mantenerla con vida.<br />

Llegaron a la cima de la colina, pero en lugar de dirigirse de vuelta al campamento, Bellamy se<br />

internó aún más en los bosques. <strong>Los</strong> árboles crecían tan juntos que las hojas tapaban casi por<br />

completo la luz del sol. <strong>Los</strong> pocos rayos que se filtraban salpicaban el suelo de manchas doradas.<br />

Bellamy sonrió al advertir que Clarke los esquivaba, igual que un niño evitaría pisar las líneas al<br />

cruzar el puente estelar.<br />

—Siempre imaginé que el bosque de Sherwood sería algo así —comentó ella en tono reverente—.<br />

No me extrañaría ver salir a Robin Hood de detrás de un árbol.<br />

—¿Robin Hood?<br />

—Ya sabes —se detuvo para mirarlo—. ¿El príncipe exiliado que robaba medicinas para dárselas<br />

a los huérfanos? —Bellamy la miró sin comprender—. ¿El del arco y las flechas encantados? Ahora<br />

que lo pienso, me recuerdas a él —añadió Clarke con una sonrisa.

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