04.12.2015 Views

Kass Morgan - Los 100

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Corta el rollo, ¿vale? ¿Por qué no hablas claro? Si no te obedecemos, nos denunciarás a tu<br />

padre.<br />

Wells entornó los ojos.<br />

—Gracias a ti, es probable que mi padre esté en el hospital.<br />

Bien atendido y a punto de recuperarse, añadió Wells en silencio. Esperaba que fuera verdad.<br />

—Eso si está vivo —apostilló Graham, y lanzó una risotada.<br />

Wells habría jurado que el falso guardia se encogía apenado.<br />

El hijo del canciller dio un paso adelante, pero otra voz lo detuvo, gritando desde la multitud:<br />

—Entonces ¿no eres un espía?<br />

—¿Un espía? —Wells casi se echa a reír al oír la acusación.<br />

—Sí —intervino el que se había hecho pasar por guardia—. Nos espías igual que las pulseras<br />

esas, ¿verdad?<br />

Wells observó atentamente al chico del uniforme robado. ¿Le habría dicho alguien para qué<br />

servían las pulseras o lo había deducido él mismo?<br />

—Si el Consejo quisiera espiaros —dijo, pasando por alto el comentario sobre los transponedores<br />

—, ¿no crees que habría elegido a alguien que pasara más desapercibido?<br />

El impostor sonrió con aire de suficiencia.<br />

—Podemos discutir los pros y los contras de la administración de tu padre en alguna otra ocasión.<br />

De momento, dinos una cosa: si no eres un espía, ¿qué demonios haces aquí? Nadie se traga el cuento<br />

de que te han confinado.<br />

—Lo siento —dijo Wells en un tono que no reflejaba el menor arrepentimiento—. Apareciste<br />

vestido con un uniforme robado y tomaste a mi padre como rehén para embarcar en la nave. Creo que<br />

eres tú el que nos debe una explicación.<br />

El otro entornó los ojos.<br />

—Hice lo que tenía que hacer para proteger a mi hermana.<br />

—¿Tu hermana? —repitió Wells.<br />

La gente rompía las reglas de repoblación más a menudo en Walden que en Fénix, pero no sabía de<br />

nadie que tuviera hermanos, no desde el Cataclismo.<br />

—Eso es —el chico se cruzó de brazos y miró a Wells a los ojos con expresión desafiante—.<br />

Ahora te toca a ti responder: ¿qué haces aquí en realidad?<br />

Wells dio un paso al frente. No le debía a nadie ninguna explicación, y mucho menos a aquel<br />

criminal, que seguramente mentía sobre lo de su hermana y a saber sobre qué más. Entonces, un<br />

movimiento captó su atención. Clarke se dirigía hacia la hoguera desde el otro lado del claro, donde<br />

había estado atendiendo a los pasajeros heridos.<br />

El hijo del canciller se volvió hacia el chico alto y suspiró al notar que la ira empezaba a ceder en<br />

su interior.<br />

—Estoy aquí por la misma razón que tú —desvió los ojos hacia Clarke, que aún no podía oírle—.<br />

Hice que me confinaran para proteger a la persona a la que más quiero.<br />

Se hizo el silencio entre el gentío. Wells les dio la espalda y echó a andar hacia Clarke, sin<br />

preocuparse de si las miradas lo seguían.<br />

Por un momento, la imagen de Clarke lo dejó anonadado. El atardecer había transformado la luz<br />

del claro, y las motas doradas que salpicaban sus ojos verdes parecían resplandecer. Nunca la había<br />

visto tan guapa como allí, en la Tierra.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!