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Kass Morgan - Los 100

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espalda y avanzaban junto al puente estelar ayudándose con las manos enguantadas.<br />

Glass se movió como en trance hasta pegar la cara al cristal. Observó horrorizada cómo las dos<br />

figuras intercambiaban un asentimiento y luego desaparecían bajo el puente. La unidad de Luke se<br />

encargaba de las reparaciones más delicadas, pero el año anterior, cuando Glass y él habían<br />

empezado a salir, Luke era un miembro de rango inferior. Sabía que lo habían ascendido, pero ¿quién<br />

iba a imaginar que tardaría tan poco en salir al espacio?<br />

La idea de que Luke estuviera allí fuera, de que nada salvo un ridículo cordón y un traje<br />

presurizado lo separaran de la fría inmensidad, le producía vértigo. Glass se cogió a la barandilla<br />

para sosegarse y elevó una silenciosa plegaria a las estrellas, pidiéndoles que cuidaran de él.<br />

Llevaba dos semanas sin salir de casa. Ni siquiera las prendas más holgadas ocultaban ya la redondez de su vientre, que crecía con<br />

alarmante rapidez. Glass no sabía cuánto tiempo más podría su madre inventar excusas para explicar su ausencia. Ya no respondía los<br />

mensajes de sus amigos y, por fin, estos habían renunciado a contactar con ella. Todos excepto Wells, que le escribía a Glass cada día<br />

sin falta.<br />

Desplegó la lista de mensajes para releer la nota que su mejor amigo le había enviado aquella misma mañana.<br />

Sé que algo va mal, y espero que sepas que siempre podrás contar conmigo para lo que necesites. Y aunque no me contestes (o<br />

no puedas contestarme) seguiré enviando mis rollos a tu correo, pase lo que pase, porque eres mi mejor amiga y nunca dejaré<br />

de echarte de menos.<br />

Wells proseguía el mensaje hablando de lo mucho que le disgustaba el entrenamiento para oficial, y concluía con algunos comentarios<br />

crípticos en relación a Clarke. Glass esperaba que no tuvieran problemas graves; Clarke tenía que darse cuenta de lo afortunada que era.<br />

En todo Fénix, no había un chico más dulce y listo que Wells, aunque le correspondiese a Luke el honor de ser el más dulce y listo de la<br />

colonia. Luke, que ya no formaba parte de su vida.<br />

Lo único que impedía que Glass se volviera loca era la presencia de aquel ser que crecía en su interior. Se llevó la mano al vientre y<br />

le susurró una vez más lo mucho que lo quería. Estaba segura de que era un chico.<br />

De repente, alguien llamó a la puerta. Se levantó a toda prisa para correr a su cuarto y encerrarse dentro. <strong>Los</strong> guardias, por<br />

desgracia, ya habían irrumpido en la casa.<br />

—Glass Sorenson —ladró uno de ellos. Bajó los ojos a la barriga de la chica, hinchada a más no poder—. Queda usted arrestada por<br />

haber violado la Doctrina Gaia.<br />

—Por favor, dejen que les explique —Glass jadeó, presa de un pánico incontenible. Sintió que le faltaba el aire. La cabeza le daba<br />

vueltas y le costaba discernir qué palabras salían de su boca y cuáles sencillamente se amontonaban frenéticas en su pensamiento.<br />

Rápido como el rayo, un guardia le aferró las muñecas y se las retorció a la espalda para que otro le pusiera las esposas.<br />

—No —suplicó ella—. Por favor. Fue un accidente.<br />

Glass hincó los pies en el suelo, pero no le sirvió de nada. <strong>Los</strong> guardias ya la sacaban a rastras de la habitación.<br />

En aquel momento, un instinto primario y salvaje se apoderó de ella. Abalanzándose contra el guardia que la sujetaba, Glass le pateó<br />

las espinillas con fuerza y le clavó el codo en la garganta. Él la sujetó aún más fuerte sin dejar de arrastrarla por el pasillo, hacia la<br />

escalera.<br />

Un sollozo nació de sus entrañas al comprender que nunca volvería a ver a Luke. El pensamiento la golpeó con la fuerza de un<br />

martillo. De repente, le fallaron las piernas. Tratando de impedir que cayera, el guardia que la apresaba se tambaleó hacia atrás mientras<br />

ella se desplomaba.<br />

Puedo hacerlo, pensó Glass, que sacó partido de aquel descuido momentáneo para embestir con fuerza hacia delante. Por un

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