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Capítulo 31<br />
Glass<br />
—Te regalaré un anillo en cuanto encuentre uno en el Intercambio —le prometió Luke mientras, con<br />
la mano en la cintura de Glass, la guiaba de vuelta a Fénix por los concurridos pasillos. Casi todos<br />
los que habían acudido a ver el cometa volvían a sus unidades residenciales de las cubiertas<br />
inferiores, lo que dificultaba su avance hacia el puente. Pero ella no sabía ni por dónde iba. El<br />
corazón le brincaba de alegría y se aferraba temblorosa a la mano de Luke.<br />
—No necesito ningún anillo —cogió el medallón, que notaba cálido contra la piel. Las cosas<br />
llevarían su tiempo. Aunque cumplía dieciocho años dentro de pocas semanas, no podrían casarse<br />
hasta que el canciller despertase y confirmase el indulto… o hasta que lo desahuciasen de una vez<br />
por todas. Su madre acabaría por aceptar la situación, cuando comprendiera lo mucho que Luke<br />
amaba a Glass. Algún día se casarían y pedirían permiso para formar una familia, pero de momento<br />
le bastaba con la promesa de un futuro en común—. Esto es perfecto.<br />
Dejaron atrás la escalera y se internaron en el pasillo que desembocaba en el puente estelar. Luke<br />
se paró en seco y atrajo a Glass hacia sí cuando una docena de guardias pasó corriendo. Y aunque<br />
varias mangas rozaron a Glass al pasar, ninguno se volvió a mirarla. Ella se estremeció y se pegó<br />
aún más a Luke, que los miraba extrañado.<br />
—¿Tú sabes lo que pasa? —le preguntó Glass.<br />
—Seguro que no es nada —se apresuró a decir él, aunque, a juzgar por el gesto de su mandíbula,<br />
no las tenía todas consigo. Levantó las manos entrelazadas de ambos y besó la de Glass—. Vamos.<br />
Cuando echaron a andar otra vez, ella sonrió. <strong>Los</strong> pisotones de los guardias ya se habían<br />
extinguido, y tenían todo el pasillo para ellos solos. De repente, Luke se detuvo y alzó el brazo de<br />
Glass en el aire. Antes de que ella pudiera preguntarle qué estaba haciendo, la hizo girar sobre sí<br />
misma como en un baile y luego la dejó caer hacia atrás.<br />
Glass se echó a reír cuando Luke le rodeó la cintura con un brazo y la arrastró por el espacio<br />
vacío.<br />
—¿Qué te ha dado?<br />
Él se detuvo para atraerla aún más hacia sí. Se inclinó hacia ella y le murmuró al oído.<br />
—Oigo música cuando estoy contigo.<br />
Glass sonrió antes de cerrar los ojos y dejarse llevar de un lado a otro por el pasillo.<br />
Por fin, Luke se separó.<br />
—Casi es la hora del toque de queda —dijo señalando el puente estelar.<br />
—Ya —asintió ella, suspirando.<br />
Caminaron de la mano hacia el puente, intercambiando miradas cómplices que a Glass le<br />
provocaban un hormigueo de emoción en cada célula del cuerpo. A la entrada de Fénix, se<br />
detuvieron, sin ganas de decirse adiós. Luke pasó un dedo por la cadena del medallón.