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—Acompañarte a casa fue la mejor decisión que he tomado en mi vida —murmuró Luke—. Aunque tuve que hacer auténticos<br />
esfuerzos para no besarte aquella noche. Fue una tortura.<br />
—Bueno, pues será mejor que recuperemos el tiempo perdido —coqueteó Glass, ofreciéndole los labios.<br />
Cuando Luke le cogió la cabeza con la mano y le enredó los dedos en el pelo, el beso se hizo más apasionado. Glass se desplazó<br />
hasta casi encaramarse a su regazo y él la sujetó de la cintura para que no perdiera el equilibrio.<br />
—Te quiero —le susurró Luke al oído.<br />
Por más veces que Glass oyera aquellas palabras, siempre le ponían la piel de gallina.<br />
Ella se apartó, solo lo justo para musitar:<br />
—Yo también te quiero.<br />
Volvió a besarlo y le metió la mano debajo de la camisa, por encima del cinturón.<br />
—Deberíamos ir más despacio —dijo Luke, apartándole la mano con suavidad.<br />
Cada vez les costaba más reprimirse para que las cosas no llegaran demasiado lejos.<br />
—No quiero —Glass esbozó una sonrisa recatada y devolvió los labios a su oreja—. Y es mi cumpleaños.<br />
Luke se echó a reír. Gimiendo, la cogió en brazos y la levantó.<br />
—¡Bájame! —se rio ella, agitando los pies en el aire—. ¿Qué haces?<br />
Él avanzó unos pasos.<br />
—Llevarte al Intercambio. Te voy a cambiar por una chica que no se empeñe en meterme en líos.<br />
—Eh —resopló ella fingiendo indignación. Luego empezó a golpearle el pecho con los puños—. Bájame.<br />
Luke se dio media vuelta en dirección opuesta a la puerta.<br />
—¿Te vas a comportar?<br />
—¿Qué? Yo no tengo la culpa si eres tan guapo que no puedo tener las manos quietas.<br />
—Glass —insistió él.<br />
—Vale. Sí, te lo prometo.<br />
—Bien —Luke se dirigió al sofá y la dejó caer con suavidad—. Porque sería una pena que no pudiera darte mi regalo.<br />
—¿Qué es? —preguntó Glass, incorporándose.<br />
—Un cinturón de castidad —repuso él muy serio—. Para mí. Lo he encontrado en el Intercambio. Me ha costado una fortuna, pero<br />
la consideraré bien empleada si…<br />
Glass le palmeó el pecho. Luke se rio y la abrazó.<br />
—Lo siento —dijo con una sonrisa. Se metió la mano en el bolsillo y la dejó allí—. No está envuelto ni nada.<br />
—Tranquilo.<br />
Se sacó la mano del bolsillo y tendió el brazo hacia ella. Un colgante de oro brilló en su palma.<br />
—Luke, es precioso —susurró Glass, cogiendo el medallón. Sus ojos se agrandaron cuando pasó los dedos por los delicados cantos<br />
—. Esto está fabricado en la Tierra —alzó la vista para mirarlo, sorprendida.<br />
Él asintió.<br />
—Sí. Al menos debería estarlo, según los documentos —se lo cogió—. ¿Puedo?<br />
Glass asintió, y Luke se colocó detrás de ella para abrochárselo. Ella se estremeció al notar un roce en el cuello cuando él le apartó el<br />
pelo a un lado. No podía ni imaginar cuánto debía de haberle costado algo así: sin duda había gastado todos sus ahorros. A nadie le<br />
sobraban los créditos, ni siquiera a los guardias.<br />
—Me encanta —dijo Glass. Recorriendo la cadena con un dedo, se volvió a mirarlo.<br />
El rostro de Luke resplandecía.<br />
—Me alegro mucho —dijo. Le acarició el cuello y luego dio la vuelta al medallón para mostrarle la G grabada en el oro.<br />
—¿Lo has hecho tú? —quiso saber Glass.<br />
Luke asintió.