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llevó algunos trozos al otro lado del corro y se ocupó de distribuirla entre los allí congregados.<br />
Le tendió una pieza a Octavia, que la cogió mirando a Wells.<br />
—¿Ya la has probado?<br />
Wells negó con la cabeza.<br />
—Aún no.<br />
—Pues eso no es justo —Octavia enarcó las cejas—. ¿Y si sabe fatal?<br />
Él miró a su alrededor.<br />
—Todo el mundo se la está comiendo.<br />
Octavia hizo un mohín.<br />
—Yo no soy como todo el mundo —clavó la vista en Wells, como invitándolo a decir algo. Luego<br />
sonrió y le acercó la pieza de carne a los labios—. Mira, da tú el primer bocado y me dices qué te<br />
parece.<br />
—No, gracias —repuso Wells—. Quiero estar seguro de que todo el mundo…<br />
—Venga —Octavia soltó una risilla e intentó meterle la carne en la boca—. Da un mordisco.<br />
Wells echó un vistazo a su alrededor para asegurarse de que Clarke no estaba mirando. No era así;<br />
parecía absorta en una conversación con Bellamy.<br />
Volvió a mirar a Octavia.<br />
—Vale —dijo, cogiéndole la pieza de carne de la mano.<br />
A ella le molestó no poder darle de comer, aunque Wells no le hizo caso. Dio un bocado. La piel<br />
estaba dura, pero cuando empezó a masticar, la carne desprendió una explosión de sabores distinta a<br />
todo cuanto había probado anteriormente, salada, ahumada y dulzona al mismo tiempo. Masticó un<br />
poco más antes de tragar, preparado para que su estómago rechazase aquella sustancia extraña. En<br />
cambio, solo notó un gran alivio.<br />
<strong>Los</strong> chicos que ya habían acabado de comer se habían levantado. Ahora pululaban de un lado a<br />
otro por el claro y, durante unos minutos, el tenue rumor de su conversación se fundió con el crepitar<br />
de las llamas. De repente, unos murmullos confusos se impusieron a todo lo demás. Wells notó un<br />
escalofrío en la nuca. Se levantó y se acercó al lugar donde se había congregado un grupo de chicos y<br />
chicas, junto al bosque.<br />
—¿Qué pasa? —preguntó.<br />
—Mira.<br />
Una de ellas señaló en dirección a los árboles.<br />
—¿Qué?<br />
Wells escudriñó la oscuridad.<br />
Por un instante, pensó que le estaban tomando el pelo, pero entonces algo captó su mirada. Un<br />
destello de luz, tan breve que se preguntó si se lo habría imaginado. Un segundo destello siguió al<br />
primero, y luego otro, este último algo más arriba. Dio un paso hacia el borde del claro, que ahora<br />
estaba inundado de luces, como si unas manos invisibles hubieran decorado la escena para una fiesta.<br />
Sus ojos se posaron en la esfera más cercana: una bola brillante que colgaba de la rama más baja de<br />
un árbol cercano.<br />
Algo se movía en el interior. Un bicho. Era alguna clase de insecto, con el cuerpo diminuto y unas<br />
delicadas alas desproporcionadamente grandes. La palabra aleteó en los labios de Wells. Mariposa.<br />
Algunos de los presentes lo habían seguido. A su lado, contemplaban la escena maravillados.<br />
Clarke tenía que ver aquello. Wells despegó los ojos y se dio media vuelta, a punto de echar a correr