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Kass Morgan - Los 100

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—Te quiero —dijo. Le apretó la mano y luego la empujó en plan de broma—. Avísame cuando<br />

llegues a casa. Mañana me presentaré para hablar con tu madre.<br />

—Vale —asintió ella—. Mañana.<br />

Por fin, Glass se dio media vuelta para recorrer el puente. No había llegado al final cuando una<br />

estridente señal de alarma resonó por el paso desierto. Miró a su alrededor, asustada. El grupo de<br />

guardias que vigilaba la frontera de Fénix se separó, y Glass oyó que uno de ellos gritaba órdenes al<br />

resto. Se quedó de una pieza al oír que la señal aumentaba de volumen, como si la emergencia fuera<br />

apremiante. Glass se volvió a mirar a Luke, que dudaba si dirigirse hacia ella.<br />

—Se va a cerrar el puente —anunció por los altavoces una voz robótica—. Por favor, despejen la<br />

zona —se hizo un silencio momentáneo y luego el mensaje se repitió—. Se va a cerrar el puente. Por<br />

favor, despejen la zona.<br />

Glass ahogó un grito al ver que una barrera empezaba a descender en el punto de control de Fénix.<br />

Echó a correr y vio que Luke corría también, pero los separaba demasiada distancia.<br />

La chica alcanzó la mampara de separación justo cuando rozaba el suelo. Frustrada, la golpeó con<br />

la mano. Luke se detuvo al otro lado. Decía algo, pero aunque lo veía mover los labios, Glass no<br />

podía oírlo.<br />

A punto de echarse a llorar, vio a Luke golpear la mampara con los puños. Glass no entendía nada.<br />

El puente estelar no había vuelto a cerrarse desde el brote de peste del siglo I. Si lo estaban sellando<br />

ahora, era muy posible que no volviera a abrirse.<br />

—¡Luke! —gritó, pero la palabra se estrelló contra la pantalla.<br />

Posó las manos en la superficie transparente y las dejó allí. Se miraron a los ojos.<br />

—Te quiero —dijo Glass.<br />

Luke apoyó su propia mano en la mampara y, por un instante, ella casi pudo notar el calor de su<br />

piel. Yo también te quiero, articuló él con los labios. Luego sonrió con tristeza y le indicó por gestos<br />

que echara a andar, pero se quedó allí; no quería separarse de Luke hasta saber qué estaba pasando,<br />

cuándo volvería a verlo. La alarma seguía pitando.<br />

Vete, vocalizó Luke, muy serio.<br />

Glass asintió y dio media vuelta, forzándose a mirar al frente. Sin embargo, antes de doblar por el<br />

pasillo que la alejaría del puente estelar, echó una última mirada por encima del hombro. Luke no se<br />

había movido. Seguía allí, con la mano apretada contra la pantalla.<br />

Glass corrió hacia su casa, abriéndose paso entre civiles asustados y guardias con expresión pétrea.<br />

—Ay, gracias a Dios —dijo Sonja al ver que Glass entraba corriendo en la vivienda—. Estaba<br />

muy preocupada —le plantó una jarra de agua en la mano—. Llena esto en el baño. No tardarán en<br />

cortar el agua.<br />

—Pero ¿qué pasa? —preguntó Glass—. Han cerrado el puente estelar.<br />

—¿Qué hacías en el puente? —le preguntó su madre, y luego parpadeó, al reparar en el atuendo de<br />

Glass—. Ah —dijo con frialdad mientras se hacía la luz en su mirada cansada—. Estabas ahí.<br />

—¿Qué pasa? —repitió Glass, sin hacer caso del reproche silencioso de su madre.<br />

—No estoy segura, pero tengo la sensación… —dejó la frase incompleta y luego apretó los labios<br />

—. Creo que ya está. El día que tanto temíamos ha llegado.<br />

—¿De qué estás hablando?

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