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Clarke lo miró, sobresaltada por haber hablado más de la cuenta.<br />
—Creo que los botiquines salieron volando cuando nos estrellamos. Pero todo irá bien —añadió<br />
rápidamente, aunque ni ella se creía la mentira que acababa de soltar, a juzgar por su expresión—. Al<br />
menos, durante un tiempo. El cuerpo humano posee una sorprendente capacidad de recuperación…<br />
Clarke se interrumpió cuando sus ojos se posaron en las manchas de sangre del uniforme robado.<br />
Bellamy hizo una mueca y miró al suelo, pensando si Clarke temería por la vida del canciller.<br />
Esperaba que hubiera sobrevivido. Ya pesaban bastantes crímenes sobre su conciencia. Aunque, bien<br />
pensado, daba igual que sobreviviese o no. En la siguiente expedición llegaría alguien con el encargo<br />
de ejecutar a Bellamy en el acto, por mucho que el disparo hubiera sido accidental. En cuanto<br />
Octavia pudiera moverse, se marcharían de allí. Caminarían unos cuantos días para alejarse del<br />
grupo y buscarían un lugar donde instalarse. Bellamy se había pasado meses y meses empollándose<br />
las guías de supervivencia que había encontrado en la cubierta B y pensaba sacarles partido. Estaba<br />
listo para afrontar lo que les deparasen aquellos bosques. No podía ser peor que la llegada de otra<br />
nave.<br />
—¿Tardará mucho en poder caminar?<br />
Clarke volvió a mirar a Bellamy.<br />
—Ha sufrido un esguince, así que tardará unos días en volver a andar, creo yo, y un par de<br />
semanas en estar recuperada del todo.<br />
—¿O puede que menos?<br />
Clarke ladeó la cabeza y esbozó una pequeña sonrisa que, por un momento, hizo olvidar a Bellamy<br />
que estaba atrapado en un planeta potencialmente tóxico con noventa y nueve delincuentes juveniles.<br />
—¿Qué prisa tienes?<br />
Pero antes de que pudiera responder, alguien llamó a Clarke y ella se marchó.<br />
Bellamy inspiró hondo. Sorprendido, descubrió que aquel simple gesto le aclaraba las ideas y lo<br />
hacía sentir despierto y alerta. Tal vez el aire fuera tóxico y, sin embargo, cada vez que lo inhalaba<br />
sentía algo raro pero fascinante, como cuando una chica misteriosa pasa junto a ti sin mirarte a los<br />
ojos aunque tan cerca que puedes oler su perfume.<br />
Dio unos pasos hacia los árboles. Pese a que tenía ganas de verlos de cerca, no le apetecía<br />
alejarse demasiado de Octavia. No reconocía ninguna de aquellas especies, pero también es verdad<br />
que el único libro sobre botánica terrestre que había podido encontrar versaba sobre plantas<br />
africanas, y Wells había dicho algo de que estaban en la costa oeste de lo que en su día fueron los<br />
Estados Unidos.<br />
Una ramilla se partió a su lado. Bellamy se dio media vuelta y vio a una chica de rostro anguloso y<br />
pelo encrespado.<br />
—¿Buscas algo?<br />
—Wells dice que todos los que no estén heridos tienen que recoger leña.<br />
A Bellamy se le encogió el estómago de rabia y respondió a la chica con una sonrisa antipática.<br />
—No creo que Wells esté en posición de dar órdenes, así que, si te parece bien, yo me ocuparé de<br />
mí mismo, ¿vale?<br />
Ella cambió de postura, incómoda, antes de echar una mirada nerviosa por encima del hombro.<br />
—Largo —le dijo Bellamy, haciéndole gestos de que se marchara.<br />
Satisfecho, la vio alejarse a toda prisa.<br />
Bellamy estiró el cuello para otear el cielo. No se veía nada salvo un inmenso vacío en todas