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Kass Morgan - Los 100

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Octavia.<br />

—Yo no he… —tartamudeó la chica—. Yo no estuve…<br />

—Corta ya, O —le espetó su hermano—. Y sigue trenzándote el pelo mientras una chica se muere<br />

delante de ti.<br />

Octavia echó una ojeada a Thalia y luego bajó la vista.<br />

—No sabía que estuviera tan enferma —se excusó en voz baja—. Clarke ya le había inyectado el<br />

medicamento. Cuando comprendí que necesitaba más, era demasiado tarde. Se pusieron como fieras,<br />

ya los viste. Parecían capaces de cualquier cosa —cuando volvió a alzar la vista, sus ojos azules<br />

estaban inundados de lágrimas—. Hasta tú me odias, y eso que eres mi hermano.<br />

Bellamy suspiró y se sentó junto a Octavia.<br />

—No te odio —le tomó la mano y se la apretó—. Es solo que no lo entiendo. ¿Por qué lo has<br />

hecho? Y quiero la verdad esta vez, por favor.<br />

La niña guardó silencio y Bellamy pudo sentir cómo la piel de su hermana se humedecía al tiempo<br />

que comenzaba a temblar.<br />

—¿Octavia? —Bellamy le soltó la mano.<br />

—<strong>Los</strong> necesito —repuso ella con un hilo de voz—. No puedo dormir si no tomo algo —se<br />

interrumpió y cerró los ojos—. Al principio, solo tomaba las medicinas por la noche. Tenía unas<br />

pesadillas horribles, y la enfermera del centro de cuidados me dio una pastilla para dormir, pero<br />

entonces todo empeoró. A veces ni siquiera podía respirar; tenía la sensación de que el universo<br />

entero se me caía encima y me aplastaba. Y por mucho que le suplicaba, la enfermera no quería<br />

darme más pastillas, así que empecé a robarlas. Era lo único que me aliviaba.<br />

Bellamy no le quitaba ojo.<br />

—¿Era eso lo que robabas cuando te detuvieron? —preguntó despacio. Poco a poco, se hacía la<br />

luz en su mente—. No cogías comida para los niños del centro de cuidados. Robabas pastillas.<br />

Octavia asintió en silencio, deshecha en lágrimas.<br />

—O —suspiró Bellamy—, ¿por qué no me lo dijiste?<br />

—Sé lo mucho que te preocupas por mí —la niña inspiró profundamente—. Haces lo posible por<br />

protegerme, todo el tiempo. No quería que pensases que habías fracasado.<br />

A Bellamy se le hizo trizas el corazón. No sabía qué le hacía más daño: saber que su hermana era<br />

adicta a las drogas o comprender que no le había dicho la verdad porque lo consideraba incapaz de<br />

ver nada que no fuera su necesidad de protegerla. Cuando por fin habló, estaba punto de echarse a<br />

llorar.<br />

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó. Por primera vez en su vida, no tenía ni idea de cómo ayudar<br />

a su hermana—. ¿Qué será de ti cuando devolvamos los medicamentos?<br />

—Estaré bien. Aprenderé a vivir sin ellos. Todo es más fácil aquí —tendió la mano para coger la<br />

de su hermano mientras le lanzaba una mirada extraña, casi suplicante—. ¿Preferirías no haber<br />

venido aquí conmigo?<br />

—No —replicó Bellamy con seguridad, mientras negaba con la cabeza—. Solo necesito un poco<br />

de tiempo para asimilar todo esto —se puso en pie y de nuevo clavó los ojos en su hermana—. Pero<br />

tienes que devolverle los medicamentos a Clarke. Y debes ser tú la que le explique lo sucedido.<br />

Hablo en serio, O.<br />

—Ya lo sé —Octavia asintió. Se volvió a mirar a Thalia, alicaída—. Lo haré esta noche.<br />

—Vale.

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