09.06.2018 Views

Una breve historia de casi todo

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

A los organismos eucariotas unicelulares se los llamó en tiempos protozoos<br />

(«preanimales»), pero ese término se <strong>de</strong>sechó progresivamente. Hoy el término<br />

común para <strong>de</strong>signarlos es el <strong>de</strong> protistas. Comparadas con las bacterias, esas<br />

nuevas protistas eran unas maravillas <strong>de</strong> diseño y <strong>de</strong> refinamiento. La simple<br />

ameba, sólo una célula gran<strong>de</strong> y sin más ambiciones que existir, contiene 400<br />

millones <strong>de</strong> bites <strong>de</strong> información genética en su ADN... lo suficiente, según Carl<br />

Sagan para llenar 80 libros <strong>de</strong> quinientas páginas.<br />

Al final, las células eucariotas aprendieron un truco aun más singular. Costó mucho<br />

tiempo (unos mil millones <strong>de</strong> años), pero estuvo muy bien cuando consiguieron<br />

dominarlo. Aprendieron a agruparse en seres pluricelulares complejos. Gracias a<br />

esta innovación fueron posibles entida<strong>de</strong>s gran<strong>de</strong>s, visibles y complejas como<br />

nosotros. El planeta tierra estaba listo para pasar a su siguiente y ambiciosa fase.<br />

Pero antes que nos emocionemos <strong>de</strong>masiado con eso, es conveniente recordar que<br />

el mundo, como estamos a punto <strong>de</strong> ver; pertenece aún a «lo muy pequeño».<br />

20. Un mundo pequeño<br />

Pue<strong>de</strong> que no sea una buena i<strong>de</strong>a que uno se tome un interés <strong>de</strong>masiado personal<br />

por sus microbios. El gran químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur llegó a<br />

interesarse tanto por los suyos que se <strong>de</strong>dicaba a examinar críticamente cada plato<br />

que le ponían <strong>de</strong>lante con un cristal <strong>de</strong> aumento, una costumbre que es <strong>de</strong> suponer<br />

que no le proporcionó muchas invitaciones repetidas a cenar.<br />

No tiene ningún sentido, en realidad, que intentes escon<strong>de</strong>rte <strong>de</strong> tus bacterias, ya<br />

que están siempre <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ti y a tu alre<strong>de</strong>dor, en cantida<strong>de</strong>s que te resultarían<br />

inconcebibles. Si gozas <strong>de</strong> buena salud y eres medianamente diligente respecto a la<br />

higiene, tendrás un rebaño <strong>de</strong> unos 1.000 billones <strong>de</strong> bacterias pastando en las<br />

llanuras <strong>de</strong> tu carne, unas 100.000 por cada centímetro cuadrado <strong>de</strong> tu piel. Están<br />

ahí para zamparse los 10.000 millones o así <strong>de</strong> escamas <strong>de</strong> piel <strong>de</strong> las que te<br />

<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>s cada día, más <strong>todo</strong>s los sabrosos aceites y los minerales fortalecedores<br />

que afloran <strong>de</strong> poros y fisuras. Eres para ellos el mejor bufé, con la ventaja añadida<br />

<strong>de</strong> calor y movilidad constante. Y ellas te dan para agra<strong>de</strong>cértelo el «olor corporal».<br />

Y ésas son sólo las bacterias que viven en la piel. Hay miles <strong>de</strong> billones más<br />

alojadas en el intestino y en los conductos nasales, aferradas a tu cabello y a tus

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!