09.06.2018 Views

Una breve historia de casi todo

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

psicosomático. De <strong>todo</strong>s modos el sufrimiento no lo era. Era frecuente que no<br />

pudiese trabajar más <strong>de</strong> veinte minutos seguidos, y a veces ni siquiera eso.<br />

Gran parte <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l tiempo lo <strong>de</strong>dicaba a una serie <strong>de</strong> tratamientos cada vez<br />

más terribles: se daba gélidos baños <strong>de</strong> inmersión, se rociaba con vinagre, se ponía<br />

«ca<strong>de</strong>nas eléctricas» que le sometían a pequeñas <strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> corriente... Se<br />

convirtió en una especie <strong>de</strong> eremita que raras veces abandonaba su casa <strong>de</strong> Kent,<br />

Down House. <strong>Una</strong> <strong>de</strong> las primeras cosas que hizo al instalarse en aquella casa fue<br />

colocar un espejo, por la parte <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> la ventana <strong>de</strong> su estudio, para po<strong>de</strong>r<br />

i<strong>de</strong>ntificar y, en caso necesario, evitar a los visitantes.<br />

Darwin mantuvo en secreto su teoría porque sabía muy bien la tormenta que podía<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>narse. En 1844, el año en que guardó sus notas, un libro titulado<br />

Vestiges of the Natural History of Creation (Vestigios <strong>de</strong> la <strong>historia</strong> natural <strong>de</strong> la<br />

Creación) enfureció a gran parte <strong>de</strong>l mundo intelectual al sugerir que los seres<br />

humanos podrían haber evolucionado a partir <strong>de</strong> primates inferiores, sin la ayuda <strong>de</strong><br />

un creador divino. El autor, previendo el escándalo, había tomado medidas<br />

cuidadosas para ocultar su i<strong>de</strong>ntidad, manteniendo el secreto incluso con sus más<br />

íntimos amigos durante los cuarenta años siguientes. Había quien se preguntaba si<br />

el autor no podría ser el propio Darwin. Otros sospechaban <strong>de</strong>l príncipe Albert. En<br />

realidad, el autor era un escocés, un editor <strong>de</strong> prestigio y hombre en general<br />

mo<strong>de</strong>sto, se llamaba Robert Chambers y su resistencia a hacer pública la autoría <strong>de</strong>l<br />

libro tenía una dimensión práctica a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la personal: su empresa era una<br />

importante editorial <strong>de</strong> biblias 46 .<br />

El libro <strong>de</strong> Chambers fue fogosamente atacado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los púlpitos por toda<br />

Inglaterra y muchos otros países, pero provocó también una buena cuantía <strong>de</strong><br />

cólera más académica. La Edimburg Review <strong>de</strong>dicó <strong>casi</strong> un número completo (85<br />

páginas) a hacerlo pedazos. Hasta T. H. Huxley, que creía en la evolución, atacó el<br />

libro bastante venenosamente sin saber que el autor era un amigo suyo.<br />

En cuanto al manuscrito <strong>de</strong> Darwin podría haber seguido guardado hasta su muerte<br />

si no hubiese sido por un aviso alarmante que llegó <strong>de</strong> Extremo Oriente, a principios<br />

<strong>de</strong>l verano <strong>de</strong> 1858, en forma <strong>de</strong> paquete, que contenía una amable carta <strong>de</strong> un<br />

46 Darwin fue uno <strong>de</strong> los pocos que hicieron una conjetura acertada. Dio la casualidad que estaba visitando a<br />

Chambers un día en que se entregaba un ejemplar <strong>de</strong> avance <strong>de</strong> la sexta edición <strong>de</strong> Vestiges. La atención con que<br />

Chambers cotejaba las revisiones fue una especie <strong>de</strong> indicio <strong>de</strong>lator, aunque parece que no hablaron <strong>de</strong>l asunto

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!