08.12.2015 Views

recuperar terreno

document

document

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Carta de cierre<br />

Doce hombres<br />

en pugna<br />

por Ernesto<br />

J. Ferrer<br />

“Las únicas verdades dignas de fe, son las que desayunan<br />

dudas cada mañana” Eduardo Galeano.<br />

“La duda es uno de los nombres de la inteligencia”.<br />

CJorge Luis Borges.<br />

omo egresado del PMD de la escuela<br />

de Negocios de Harvard,<br />

me vi expuesto a utilizar el eficaz<br />

“método del caso” como herramienta<br />

de aprendizaje. Creo que<br />

es muy útil si se aplican sus enseñanzas,<br />

no sólo profesionalmente<br />

sino también a otros aspectos<br />

de la vida y de las relaciones interpersonales<br />

. Por lo pronto, exige<br />

un “baño de humildad”: reconocer nuestros propios<br />

limites y cómo podemos expandirlos cuando sumamos<br />

nuestros esfuerzos a los de otros .<br />

El método del caso tiene muchas aristas interesantes. Pero<br />

una de ellas, sin duda , es que genera un ida y vuelta<br />

entre todos los participantes. Una discusión productiva,<br />

que será más o menos útil en función del trabajo previo<br />

que haya hecho cada alumno, la colaboración entre<br />

los miembros del grupo y la habilidad del profesor para ir<br />

encontrando los hilos conductores y avanzar en busca de<br />

alguna conclusión (digo “alguna” y no “la” conclusión,<br />

puesto no hay una solución única). Como casi todo en la<br />

vida, no hay una relación unívoca entre un problema y su<br />

solución. En otras palabras, nadie tiene todas las respuestas<br />

ni tampoco todas las preguntas.<br />

Recuerdo en particular un caso que nos permitió ver las<br />

dinámicas de una reunión, con las agendas escondidas de<br />

sus integrantes y muchas otras cosas más que omitiré por<br />

razones de espacio. Se trataba de un clásico del cine, la<br />

película “Doce hombres en pugna” (Twelve angry men) .-<br />

Para quienes no lo hayan visto, el film trata sobre el juicio<br />

por un homicidio en el que los 12 miembros del jurado<br />

tienen que deliberar sobre el futuro de un muchacho y<br />

dictaminar si es culpable o inocente del asesinato de su<br />

padre.<br />

Las pruebas apuntan a que es culpable y por ello 11 de<br />

los 12 miembros del jurado opinan que de la misma manera.<br />

Pero el miembro número 8 (interpretado por Henry<br />

Fonda) tiene sus dudas y hace que poco a poco surja, en<br />

cada uno de los otros, la duda sobre la culpabilidad o no<br />

del muchacho.<br />

En la película se observan diferentes tipos de comportamientos<br />

y roles que van desempeñando cada uno de los<br />

integrantes del jurado, a través de las características de<br />

su personalidad y cómo influyen su vida y sobre todo sus<br />

propios intereses, a la hora de dictaminar la culpabilidad<br />

del acusado.<br />

Me detengo aquí y pienso en cómo debatimos, cómo<br />

conversamos y cómo nos comportamos a la hora de analizar<br />

cuestiones muchas veces controversiales y que casi<br />

siempre afectan nuestra vida de alguna forma: temas<br />

como la seguridad o las drogas; la salud, la educación; la<br />

justicia o hasta el fútbol. Con qué velocidad tomamos posición<br />

y apresuramos las respuestas. Cómo“surfeamos”<br />

los problemas para evitar tener que ponernos la escanfandra,<br />

tan incomoda y trabajosa que nos permita bucear<br />

y llegar al fondo.<br />

Qué poco aportamos como líderes, en lo privado o en<br />

lo publico, (como se ve mucho en los programas de TV)<br />

predicando con el ejemplo. O con el mal ejemplo, diría,<br />

por la forma en que se discuten a los gritos los temas más<br />

importantes para nuestra sociedad, superponiendo voces<br />

en un clima poco propicio para escuchar y ser escuchado.<br />

Porque nosotros no dudamos. Estamos llenos de certezas<br />

y son los otros los que no saben y tienen todo por<br />

aprender. Y así le discutimos “mano a mano” a quienes,<br />

a veces, han dedicado una vida a estudiar ese tema, al<br />

que nosotros nos acercamos sólo “con la ñata contra el<br />

vidrio”.<br />

Qué bueno sería si, al final de la reunión o del programa<br />

y más allá de la temática, hubiera un analista que sólo<br />

hablara de los comportamientos de los participantes. Qué<br />

bueno sería que los maestros se entrenaran para dirigir<br />

grupos de discusión en las escuelas, pero con el único<br />

objetivo de que, desde niños, se enseñe y aprenda a dialogar,<br />

a respetar y a tomar conciencia de que sólo un necio<br />

puede sentir que es dueño de la verdad. Creo que seria un<br />

buen aporte para los que nos miran y adoptan, naturalmente,<br />

los métodos de los que se supone “saben más”.<br />

106 • mayo-junio de 2015

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!