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de la Rúa. “Siento una fuerte vocación<br />
política, pero de segunda fila”, subraya.<br />
Graduada como licenciada en Letras en<br />
la Universidad de Buenos Aires, fue durante<br />
20 años profesora en la Facultad<br />
de Filosofía y Letras de la UBA tras el<br />
regreso de la democracia y considera a<br />
la literatura como su “hogar intelectual”<br />
que le ha permitido además adentrarse<br />
en la antropología. También explica que<br />
haber sido editora, a lo largo de 30 años,<br />
de la revista literaria Puntos de vista la<br />
“produjo” como intelectual, después de<br />
haber sido una temprana militante política<br />
a los 17 años dentro del peronismo,<br />
hasta el asesinato del general Aramburu.<br />
Luego militó en el maoísmo aunque hoy,<br />
a la vuelta de los años, reconoce que le<br />
cuesta razonar la transición del gigante<br />
asiático, más allá de visualizar que el<br />
cambio de perfil económico respondió a<br />
una fase de acumulación inicial basada<br />
en la apropiación de gigantescos fondos<br />
del Estado y su traspaso al sector privado<br />
para atraer inversiones extranjeras.<br />
“La China comunista en la cual creíamos<br />
es algo lejano. Parece una fantasía de mi<br />
juventud y en gran parte lo era. No conocíamos<br />
China, porque los militantes<br />
intermedios no viajábamos, sí los dirigentes.<br />
Y en caso de haber viajado, tampoco<br />
podríamos haberla conocido: los<br />
guías te presentaban una especie de parque<br />
temático llamado China Comunista”,<br />
afirma ahora desde la oficina céntrica<br />
que utiliza para trabajar y dedicar así<br />
su domicilio de Caballito exclusivamente<br />
a su vida personal y social. Beatriz Sarlo<br />
es una intelectual atípica en varios sentidos.<br />
No sólo por reconocer sin pudor<br />
su pasado maoista, sino por tener “calle”<br />
y hasta por practicar deportes (juega regularmente<br />
al tenis), un saludable hábito<br />
que viene de sus épocas de alumna de<br />
un colegio inglés de doble turno y luego<br />
continuó en el club Ferrocarril Oeste, un<br />
ícono de la clase media en su barrio, del<br />
cual es socia vitalicia. Este fue el diálogo.<br />
- ¿En qué país vivimos?<br />
- Yo creo que la Argentina es un país que<br />
se ubica de la mitad de la tabla para abajo<br />
y que cree que está de la mitad de la<br />
tabla para arriba. Este malentendido los<br />
argentinos lo han aprendido de los políticos<br />
que, una vez cada 4 años o cada 10 o<br />
cuando llegan al poder, dicen permanentemente<br />
que vamos a volver al lugar que<br />
nos merecemos. Esta frase carece total-<br />
“Creo que la Argentina ha perdido<br />
lo que fueron en su momento sus<br />
indiscutibles ventajas comparativas<br />
en términos de educación y de una<br />
población preparada para aportar<br />
una mano de obra espectacular, con<br />
un sindicalismo envidiado por todos<br />
los trabajadores de América latina”.<br />
mayo-junio de 2015 • 19