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y profesionales no nativos en este milenario<br />
e intrincado lenguaje, entre otras<br />
iniciativas.<br />
Los docentes nativos insisten en que,<br />
para los occidentales la experiencia de<br />
estudiar mandarín es como volver a la<br />
niñez ya que, debido a las diferencias en<br />
la ortografía, gramática y pronunciación<br />
entre ese idioma y cualquier otro de este<br />
lado del planeta, es necesario dedicarle<br />
mucho tiempo a la fonética en los niveles<br />
iniciales. Por esa razón, las clases de<br />
adultos se asemejan a las de los niños en<br />
pre-escolar, ya que se los puede escuchar<br />
repitiendo fonética a coro y en grupo durante<br />
horas. Es la inevitable llave de ingreso<br />
al lento pero seductor camino para<br />
aprender a hablar el idioma de la segunda<br />
economía del mundo; la misma que en<br />
poco tiempo podría destronar en el ranking<br />
a la de los Estados Unidos.<br />
En la Argentina también es creciente el<br />
número de interesados en aprender el<br />
idioma chino mandarín y en acercarse a<br />
la cultura asiática. La inquietud recorre<br />
transversalmente a todas las generaciones.<br />
No sólo se limita a los más jóvenes,<br />
sino que muchos profesionales sub-50<br />
debieron ponerse a estudiar con disciplina<br />
para afrontar nuevos desafíos laborales<br />
y profesionales en el mundo asiático.<br />
Se considera que el idioma chino posee<br />
cerca de 10.000 palabras y que los occidentales<br />
podrán manejar a lo sumo entre<br />
2.000 y 3.000 con una dedicación enorme<br />
de clases diarias durante dos años,<br />
empezando por escribir sólo en fonética<br />
occidental y, mucho después, ensayando<br />
caracteres y trazos que asemejen los antiquísimos<br />
ideogramas que se heredan<br />
desde la los tiempos del Emperador en<br />
grafía de tinta china. Eso sin contar, lógicamente,<br />
la cantidad de dialectos que un<br />
occidental difícilmente logre entender o<br />
manejar a lo largo de su vida, salvo que<br />
resida algún tiempo en Asia.<br />
Todo parece muy complicado, pero los<br />
especialistas en enseñar el idioma de este<br />
lado de continente señalan como gran<br />
ventaja el hecho de que el 70% de las palabras<br />
chinas tiene solamente dos sílabas<br />
y eso facilita el estudio.<br />
A pesar de las dificultades, en la Argentina<br />
la demanda es creciente y exponencial<br />
y otro tanto ocurre con la oferta. En<br />
un principio la Universidad de Buenos<br />
Aires (UBA) fue la pionera en ofrecer<br />
cursos de mandarín, al incluirlos en sus<br />
programas de Extensión Universitaria.<br />
Sin embargo, actualmente la mayoría de<br />
las universidades privadas ofrecen cursos<br />
extracurriculares en este idioma que<br />
cada vez seduce a más universitarios. En<br />
la UBA aún recuerdan con asombro que<br />
en los primeros años en que se lanzó<br />
este curso se preveían aulas para cerca<br />
de 30 alumnos pero la demanda anual<br />
mayo-junio de 2015 • 99