Compilación de temas de derecho procesal para estudiantes de ...

Quedó palmario que el propio Derecho fija la prohibición del empleo de
determinadas pruebas irregulares 190 , principalmente por la influencia que desarrolla
la tipificación jurídica de los hechos a la hora de concretar cuáles son los que ha de
tener en cuenta el Juez en su sentencia.
De una correcta y delimitada regulación adolece también el procedimiento civil
cubano en cuanto a los referidos límites. El artículo 260 de la actual Ley Adjetiva
cubana es el único precepto configurador de los mismos, en tanto contiene tres
párrafos y sólo los dos primeros, de cinco y cuatro líneas, respectivamente, los
regula, de ahí que, por supuesto, no los abarque a todos y ello tienda a que en
efecto el Juez no pueda tener a la vista una medida certera a la hora de calificar la
racionalidad del material probatorio que se le presenta. Por ser ello de especial
interés en esta investigación, la autora se refiere entonces a lo tratado al respecto.
El límite preprocesal de la licitud no lo concibe, es decir, no lo regula, la Ley
Procesal Civil cubana, aspecto que ya superó con creces la española. Los
operadores del Derecho, en especial los Jueces, no tienen otra guía que el párrafo
segundo del multimentado artículo 260, pero que resulta tan amplio y abarcador que
conlleva ineludiblemente a que divague el razonamiento jurídico que al respecto
pretenda realizar quien lo procese, y aunque en este sentido, se brindan en el
trabajo “posibles remedios” con la utilización analógica de otros cuerpos legales,
incluso el propio Código Civil, el pronunciamiento sobre la no admisión de pruebas
es puramente procesal, por lo que no debe faltar en la Ley Adjetiva correspondiente.
Si se adentra en los límites procesales, con el de legalidad ocurre semejante
situación.
No se regula en lo absoluto la prueba prohibida, o lo relacionado con la admisión de
las que conlleven a realizar actividades prohibidas, aunque sí con excepciones son
inaceptables determinados medios de pruebas en algunos procesos, verbigracia, el
caso de la prueba de Documentos para que se pueda admitir el Embargo, pero a
criterio de esta autora, lo que se hace es privar el uso de otros medios de prueba.
La pertinencia, ya relatada como límite preprocesal, aunque hasta cierto punto se
regula en el párrafo primero del propio artículo ya varias veces citado, no se hace de
manera evidente ni explícita, pero tampoco con concordancia y coherencia. Como
ocurre con los anteriores parámetros, es imposible interpretar en el precepto cuándo
una prueba es ilícita, cuándo es ilegal y cuándo es impertinente.
Con la barrera de la utilidad tampoco se observa mejoría alguna en la normativa
procesal civil patria. Como se analizó en los epígrafes anteriores la prueba inútil no
es sólo aquella que entorpece y dilata el proceso, evidentemente, su significado es
190 MENDONCA, D., Las claves del Derecho, Editora Gedisa, Barcelona, 2000, pp. 192. Dicho autor
reconoce en este sentido a las limitaciones en la admisión y consideración de la prueba como una
exigencia de la justicia del proceso, expresando que: “la justicia cuenta con el Derecho como algo tan
valioso como la verdad”.
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