Compilación de temas de derecho procesal para estudiantes de ...

poner en claro si la orientación definida por el perito es la única confiable o si existen
también otras concepciones que podrían conducirlo a un resultado distinto y que
merecen ser consideradas.
El opinante tiene que decir hasta que punto su juicio podría ser posible de dudas;
cuando sean varias las opiniones posibles, no deberá pasar en silencio las que
diverjan de la suya, sino que deberá mencionarlas y discutirlas.
Ocasionalmente, el perito se deja guiar por una opinión muy personal, apenas
defendida por algún otro especialista; en tal caso, habrá que invitarlo a que explique
en que sentido su opinión es superior a la dominante o incluso en el propio acto
realice su pericia.
Lamentablemente en ocasiones el perito al declarar ante el Tribunal lo hace sin la
debida preparación previa y se limita a reafirmar las conclusiones que aparecen en
el texto escrito de su dictamen pericial, emitido por él mucho tiempo antes del juicio
y que ahora repite mecánicamente con una simple lectura urgente antes de la
comparecencia, sin siquiera pretender ser convincente, o ampliar sus conclusiones
con su declaración, sin tratar de demostrar lo más importante de su trabajo.
A fortiori, hay que razonar que tales realidades acontecen porque en la práctica
judicial se ha aclimatado al criterio de que el perito actúa sobre seguro, que su
verdad es imperiosa e irrebatible y por tanto no es necesario demostrarla, basta con
exponerla. Sin pensar que el verdadero y único valor de la prueba por él aportada es
muy relativo y depende de la libre apreciación que de ella haga el Tribunal si se le
convence.
Pero también influye en grado mayor, al hacerse hábito, que el perito no es
debidamente interrogado por el Tribunal, el Fiscal y la Defensa, no se le enfrenta a
un peritaje en contrario, no es cuestionado su dictamen, permitiéndosele que haga
solo una breve exposición casi formal, después de horas esperando por declarar.
Así el operante podrá ir adentrándose en la problemática mediante preguntas y
objeciones adecuadas al estado del asunto y ganar una idea clara del cuidado que
aplica y de la confianza que merece el dictaminador.
La valoración de las pruebas, incluyendo lógicamente la pericial criminalística, le toca
al Tribunal de justicia en el acto de dictar sentencia según establece el articulo 357 de
la ley procesal, es este órgano quien determina si una prueba propuesta
oportunamente por las partes es o no pertinente, pero este no es un actuar restrictivo
del Tribunal.
Las pruebas son los medios formales (documentos, testimonios, reconocimientos,
dictámenes periciales, etc.) que apartan las partes, en su pretensión de dar solidez
crediticia absoluta a sus afirmaciones intentando con ello inducir al Tribunal al que le
otorgue valor probatorio al material concluyente, pero que deben ser sometidos a
examen y cuestionamiento profundo, mediante su reproducción, ampliación y
corrección en el juicio oral, para que el juzgador arribe a convicción por sí mismo,
dándole entonces la connotación final y real de prueba en su sentencia. 207
207 Cfr. Ley de procedimiento Penal, artículos 280, 336 y 357
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