12.05.2013 Views

Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres

Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres

Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Memorias</strong> <strong>De</strong> <strong>Una</strong> <strong>Pulga</strong><br />

—¡Qué espanto! ¡Este es un monstruo! —exclamó la lasciva muchacha—. ¡<strong>De</strong> veras<br />

que es grande! ¡Qué tamaño el suyo!<br />

—Si; ¿no es un buen carajo? —observó Clemente, adelantándose y alzando la sotana<br />

para poder mostrar mejor el gigantesco miembro.<br />

Bella no pudo resistir la tentación, y alzando todavía más las ropas del cura dejó el<br />

pene en completa libertad y expuesto en toda su longitud.<br />

Las pulgas no sabemos mucho de medidas de espacio y de tiempo, y por ello no<br />

puedo daros las dimensiones exactas del arma en la que la muchacha tenía en aquellos<br />

momentos puestos los ojos. Era, sin embargo, de proporciones gigantescas.<br />

Tenía una gran cabeza roma y roja que emergía en el extremo de un largo tronco<br />

parduzco. El agujero que se veía en su cima, que habitualmente es tan pequeño, era en el<br />

caso que consideramos una verdadera grieta humedecida por el fluido seminal acumulado<br />

ahí. A todo lo largo de aquel tronco corrían gruesas venas azules, y al pie del mismo crecía<br />

una verdadera maraña de hirsutos pelos rojos. Dos grandes testículos colgaban debajo.<br />

—¡Cielos! ¡Madre santa! —murmuró Bella, cerrando sus ojos al tiempo que les daba<br />

un ligero apretón.<br />

La ancha y roma cabeza, hinchada y enrojecida por efecto del exquisito cosquilleo de<br />

la muchacha, se encontraba en aquel momento totalmente desnuda, y emergía tiesa, libre<br />

de los pliegues de la piel que Bella restiraba hacia atrás de la gran columna blanca. Ella<br />

jugueteaba gozosa con su adquisición, y cada vez retiraba más atrás la aterciopelada piel<br />

del objeto que tenía entre sus manos.<br />

Clemente suspiró.<br />

—¡Qué deliciosa criatura eres! —dijo, mirándola con ojos centelleantes—. Tengo<br />

que joderte enseguida o lo arrojaré todo sobre ti.<br />

—¡No, no debéis desperdiciar ni una gota! —exclamó Bella—. <strong>De</strong>béis estar muy<br />

urgido para querer veniros tan pronto.<br />

—No puedo evitarlo. Por favor estate quieta un momento me vendré.<br />

—¡Qué cosa tan grande! ¿Cuánta leche dará?<br />

Clemente se detuvo y susurró al oído de la muchacha algo que no pude oír.<br />

— ¡Verdaderamente delicioso, pero es increíble!<br />

—Es cierto, dame una oportunidad de probártelo. Estoy ansioso de hacerlo, lindura.<br />

¡Míralo! ¡Tengo que joderte!<br />

Blandió su monstruoso pene colocándolo frente a ella. <strong>De</strong>spués lo inclinó hacia<br />

abajo, para después soltarlo de repente. Saltó hacia arriba como un resorte, y al hacerlo se<br />

descubrió espontáneamente, dejando paso a la roja nuez, que exudaba una gota de semen<br />

por la uretra.<br />

Página 102 de 113

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!