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Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres

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<strong>Memorias</strong> <strong>De</strong> <strong>Una</strong> <strong>Pulga</strong><br />

Bella oyó la insidiosa proposición con sentimientos mezclados de sorpresa y placer.<br />

Los poderosos y lascivos impulsos de su ardiente naturaleza despertaron en el acto<br />

ante la descripción ofrecida a su fértil imaginación. ¿Cómo dudar?<br />

El piadoso sacerdote acercó su complaciente cuerpo hacia ella, y estampó un largo y<br />

cálido beso en sus rosados labios.<br />

—Madre Santa —murmuró Bella, sintiendo cada vez más excitados sus instintos<br />

sexuales—. ¡Es demasiado para que pueda soportarlo! Yo quisiera... me pregunto... ¡no sé<br />

qué decir!<br />

—Inocente y dulce criatura. Es misión mía la de instruirte. En mi persona encontrarás<br />

el mejor y más apto preceptor para la realización dc los ejercicios que de hoy en adelante<br />

tendrás que llevar a cabo.<br />

El padre Ambrosio cambió de postura. En aquel momento Bella advirtió por vez<br />

primera su ardiente mirada de sensualidad, y casi le causó temor descubrirla.<br />

También fue en aquel instante cuando se dio cuenta de la enorme protuberancia que<br />

descollaba en la parte frontal de la sotana del padre santo.<br />

El excitado sacerdote apenas se tomaba ya el trabajo de disimular su estado y sus<br />

intenciones.<br />

Tomando a la hermosa muchacha entre sus brazos la besó larga y apasionadamente.<br />

Apretó el suave cuerpo de ella contra su voluminosa persona, y la atrajo fuertemente para<br />

entrar en contacto cada vez más íntimo con su grácil figura.<br />

Al cabo, consumido por la lujuria, perdió los estribos, y dejando a Bella parcialmente<br />

en libertad, abrió el frente de su sotana y dejó expuesto a los atónitos ojos de su joven<br />

penitente y sin el menor rubor, un miembro cuyas gigantescas proporciones, erección y<br />

rigidez la dejaron completamente confundida.<br />

Es imposible describir las sensaciones despertadas en Bella por el repentino<br />

descubrimiento de aquel formidable instrumento.<br />

Su mirada se fijó instantáneamente en él, al tiempo que el padre, advirtiendo ~su<br />

asombro, pero descubriendo que en él no había mezcla alguna de alarma o de temor, lo<br />

colocó tranquilamente entre sus manos. El entablar contacto con tan tremenda cosa se<br />

apoderó de Bella un terrible estado de excitación.<br />

Como quiera que hasta entonces no había visto más que el miembro de moderadas<br />

proporciones de Carlos, tan notable fenómeno despertó rápidamente en ella la mayor de las<br />

sensaciones lascivas, y asiendo el inmenso objeto lo mejor que pudo con sus manecitas se<br />

acercó a él embargada por un deleite sensual verdaderamente extático.<br />

—Santo Dios! ¡Esto es casi el cielo! —murmuró Bella—. ¡Oh, padre, quién hubiera<br />

creído que iba yo a ser escogida para semejante dicha!<br />

Esto era demasiado para el padre Ambrosio. Estaba encantado con la lujuria de su<br />

linda penitente y por el éxito de su infame treta. (En efecto, él lo había planeado todo,<br />

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