Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres
Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres
Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Capitulo XII<br />
<strong>Memorias</strong> <strong>De</strong> <strong>Una</strong> <strong>Pulga</strong><br />
LA MUERTE REPENTINA ES UN SUCESO COMUN, especialmente los casos de<br />
personas cuyos antecedentes han hecho suponer la existencia de algún trastorno funcional,<br />
de manera que la sorpresa pronto cede su lugar a los habituales testimonios de condolencia,<br />
y luego a un estado de resignación a un suceso que nada tiene de extraño.<br />
La transición puede expresarse de la siguiente manera:<br />
—¿Quién iba a creerlo?<br />
—¿Es posible?<br />
—Siempre lo sospeché.<br />
—¡Pobre amigo!<br />
—Nadie debe sorprenderse.<br />
Esta interesante fórmula fue debidamente aplicada cuando el infeliz señor <strong>De</strong>lmont<br />
rindió su tributo a la madre tierra, como dice la frase común.<br />
<strong>Una</strong> quincena después que el infortunado caballero hubo abandonado esta vida, todos<br />
sus amigos estuvieron acordes en que desde hacia tiempo habían descubierto síntomas que<br />
más tarde o más temprano tenían que resultar fatales. Casi se enorgullecían de su<br />
perspicacia, aun cuando admitían reverentemente los inescrutables designios de la<br />
providencia.<br />
Por lo que hace a mí, seguía mi vida más o menos como de ordinario, salvo que se<br />
me figuró que las piernas de Julia debían tener un saborcillo más picante que las de Bella,<br />
y en consecuencia las sangré regularmente para mi sustento, por la mañana y por la noche.<br />
Nada más natural que Julia pasara la mayor parte de su tiempo junto a su querida<br />
amiga Bella, y que el sensual padre Ambrosio y su protector, el libidinoso pariente de mi<br />
querida Bella, trataran de encontrar el momento oportuno para repetir las anteriores<br />
experiencias con la joven y dócil muchacha.<br />
Que asi fue puedo atestiguarlo bien, ya que mis noches fueron de lo más<br />
desagradables e incómodas, siempre expuesta a interrupciones en mi reposo por las<br />
incursiones de largos y peludos miembros por los vericuetos de las ingles en que me había<br />
refugiado yo temporalmente, y siempre en peligro de yerme arrastrada por los<br />
horriblemente espesos torrentes de viscoso semen animal.<br />
En resumen, la joven e impresionable Julia estaba completamente ahormada, y<br />
Ambrosio y su amigo disfrutaban a sus anchas poseyéndola. Ellos habían alcanzado sus<br />
objetivos. ¿Qué les importaban los sacrificios de ellos?<br />
Mientras tanto, otros y muy distintos eran los pensamientos de Bella, a la que yo<br />
había abandonado. Pero a la larga, sintiéndome hasta cierto punto asqueada por la<br />
demasiada frecuencia con que me entregaba a la nueva dieta, resolví abandonar las medias<br />
de la linda Julia, y retornar —revenir a mon mouton, como dicen los franceses— a la dulce<br />
y suculenta alimentación de la salaz Bella.<br />
Así lo hice, y voici le resultat:<br />
<strong>Una</strong> noche Bella se acostó bastante más temprano que de costumbre. El padre<br />
Ambrosio estaba ausente por haber sido enviado en misión a una apartada parroquia, y su<br />
Página 98 de 113