Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres
Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres
Memorias De Una Pulga - AMPA Severí Torres
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Memorias</strong> <strong>De</strong> <strong>Una</strong> <strong>Pulga</strong><br />
—clamó el tembloroso violador, señalando mientras hablaba la desnuda persona<br />
recostada frente a él.<br />
—¡Oh, retírese! ¡Váyase! —gritó Bella, dirigiéndose rápidamente hacia la muerta<br />
seguida por el señor <strong>De</strong>lmont, ansioso de que se le explicara el misterio.<br />
Bella se encaminó a un tocador adjunto, cerró la puerta, asegurándola bien, y se dejó<br />
caer sobre un lujoso diván, de manera que quedaran a la vista sus encantos, al mismo<br />
tiempo que simulaba estar tan sobrecogida de horror, que no se daba cuenta de la<br />
indecencia de su postura.<br />
—¡Oh! ¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho? —sollozaba, con el rostro escondido entre<br />
sus manos, aparentemente angustiada.<br />
<strong>Una</strong> terrible sospecha cruzó como rayo por la mente de su acompañante, quien<br />
jadeante y semiahogado por la emoción, indagó:<br />
—¡Habla! ¿Quién era...? ¿Quién?<br />
—No tuve la culpa. No podía saber que era usted el que habían traído para mí... y no<br />
sabiéndolo.., puse a Julia en mi lugar.<br />
El señor <strong>De</strong>lmont se fue para atrás, tambaleándose. <strong>Una</strong> sensación todavía confusa de<br />
que algo horrible había sucedido se apoderó de su ser; un vértigo nubló su vista, y luego,<br />
gradualmente, fue despertando a la realidad. Sin embargo, antes de que pudiera articular<br />
una sola palabra, Bella —bien adiestrada sobre la forma en que tenía que actuar— se<br />
apresuró a impedirle que tuviera tiempo de pensar.<br />
—¡Chist! Ella no sabe nada. Ha sido un error, un espantoso error, y nada más. Si está<br />
decepcionado es por culpa mía, no suya. Jamás me pasó por el pensamiento que pudiera<br />
ser usted. Creo —añadió haciendo un lindo puchero, sin dejar por ello de lanzar una<br />
significativa mirada de reojo al todavía protuberante miembro— que fue muy poco amable<br />
de ellos no haberme dicho que se trataba de usted.<br />
El señor <strong>De</strong>lmont tenía frente a él a la hermosa muchacha. Lo cierto era que,<br />
independientemente del placer que hubiere encontrado en el incesto involuntario, se había<br />
visto frustrado en su intención original, perdiendo algo por lo que había pagado muy buen<br />
precio.<br />
~¡Oh, si ellos descubrieran lo que he hecho! —murmuró Bella, modificando<br />
ligeramente su postura para dejar a la vista una de sus piernas hasta la altura de la rodilla.<br />
Los ojos de <strong>De</strong>lmont centellearon. A despecho suyo volvía a sentirse calmado; sus<br />
pasiones animales afloraban de nuevo.<br />
—¡Si ellos lo descubrieran! —gimió otra vez Bella.<br />
Al tiempo que lo decía, se medio incorporó para pasar sus lindos brazos en torno al<br />
cuello del engañado padre.<br />
El señor <strong>De</strong>lmont la estrechó en un firme abrazo.<br />
Página 89 de 113