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por el influ yente filósofo griego Aristóteles,<br />
que indicaban que las cosas pesadas<br />
caen más deprisa que las ligeras. Durante<br />
una clase, le preguntó a uno de sus profesores<br />
por qué las piedras de granizo de<br />
diferentes tamaños llegan a la Tierra al<br />
mismo tiempo, cuando todas iniciaron<br />
su caída juntas. Según Aristóteles, las<br />
más grandes debían haber llegado primero<br />
y las más pequeñas, las últimas. Sin<br />
embargo, esto no era lo que se observaba.<br />
El joven estudiante hacía preguntas<br />
difíciles y al profesor no le complacía esa<br />
impertinencia. Le dijo a Galileo que las<br />
piedras de granizo de distintos tamaños<br />
se formaban a alturas diferentes, lo cual<br />
condujo al desconcertado joven a maravillarse<br />
con el hecho de que, habiéndose<br />
formado en lugares diferentes, ¡todas<br />
llegaran el suelo juntas! Galileo no creía<br />
esta teoría; había comenzado a mirar<br />
más allá de Aristóteles.<br />
Se sintió cada vez más atraído por las<br />
matemáticas y se coló en las clases que<br />
dictaba Ostilio Ricci (1540-1603), el<br />
matemático de la corte de los Medici.<br />
Para Ricci, las matemáticas no eran<br />
abstractas, sino un modo práctico de<br />
describir el universo y Galileo creía que<br />
las matemáticas sustituirían a las reglas<br />
aristotélicas. Su ausencia de sus propias<br />
clases de medicina fue advertida por<br />
sus tutores, así como también su actitud<br />
insolente. En el verano de 1583, Galileo<br />
rogó a Ricci que hablara con su padre y le<br />
convenciera de que le dejara abandonar<br />
la medicina y estudiar matemáticas. Vincenzo,<br />
sin embar go, era escéptico e hizo<br />
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esperar un año a su hijo antes de tomar<br />
una decisión. Entre tanto, Galileo asistía<br />
a clase de medicina durante el día y, en<br />
su tiempo libre, estudiaba con Ricci.<br />
Existe una historia acerca de Galileo<br />
cuando tenía diecinueve años y que explica<br />
que estaba empezando a descubrir<br />
el orden oculto de la naturaleza y el poder<br />
de las matemáticas para describir el<br />
mundo físico. Se cuenta que un domingo<br />
se encontraba en la catedral de Pisa asistiendo<br />
a los oficios. Entre el rumor de las<br />
vísperas y el aroma del incienso, advirtió<br />
que una lámpara de aceite parpadeaba<br />
con la brisa del exterior. Vio que oscilaba<br />
de aquí para allá de manera regular y<br />
midió el tiempo de oscilación empleando<br />
su propio pulso. Corrió de regreso a casa<br />
de su primo, cortó diferentes longi tudes<br />
de cordel y preparó diferentes pesas para<br />
investigar las propiedades de los péndulos.<br />
¿Importaba la longi tud del cordel?<br />
¿Afectaba la cantidad de peso al tiempo<br />
de oscilación?<br />
Posteriormente, Galileo afirmó, casualmente<br />
de forma incorrecta, que las oscilaciones<br />
de un péndulo duran siempre<br />
el mismo tiempo, independientemente<br />
de la amplitud. Esto, no obstante, solo<br />
era cierto para oscilaciones de pequeña<br />
amplitud.<br />
Equipo editorial