Gustavo Daniel Perednik - Universidad ORT Uruguay
Gustavo Daniel Perednik - Universidad ORT Uruguay
Gustavo Daniel Perednik - Universidad ORT Uruguay
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
122<br />
122<br />
GRANDES PENSADORES - G. D. <strong>Perednik</strong>-<br />
aceptados en Europa. Herzl exponía los sentimientos de quienes<br />
habían hecho todos los esfuerzos por asimilarse y no lo habían<br />
conseguido, y les proponía emprender juntos un nuevo camino.<br />
Herzl regresa a Viena y, a modo de ratificación del camino iniciado<br />
en París, pasa a ser testigo de la elección del judeófobo Karl Lueger<br />
como alcalde de la ciudad, nuevamente en medio de furiosos<br />
desmanes.<br />
Reverberaba la tesis de León Pinsker de que la judeofobia era<br />
irremediable, argumento que Herzl hace propio en un artículo<br />
publicado en el Jewish Chronicle de Londres del 17 de enero de<br />
1896. Ante la dolencia incurable que impedía la emancipación<br />
ofrecida por Europa, sólo cabía la “autoemancipación” que<br />
enarbolaba Pinsker, y ésta en términos inequívocamente políticos.<br />
ACCIÓN CCIÓN CCIÓN POLÍTICA<br />
POLÍTICA<br />
POLÍTICA<br />
En Alemania surgían las primeras teorías para explicar el mal social<br />
de la judeofobia, y Herzl planeó realizar en 1897 en Munich un<br />
Primer Congreso Sionista Mundial. Terminó efectuándose en Basilea<br />
debido a la oposición de los “Protestrabiner” (un grupo de cinco<br />
rabinos que hicieron desistir a Alemania como sede) pero al año<br />
siguiente, gracias a la mediación de Federico el duque de Baden,<br />
logró Herzl un par de entrevistas seminales con el Kaiser Guillermo<br />
II (sobrino del duque), primeramente en Constantinopla el 18 de<br />
octubre, y dos semanas más tarde durante la única visita de ambos<br />
a Palestina.<br />
La elección de los dos lugares es elocuente. Como Eretz Israel<br />
estaba en manos turcas, era limitado el servicio que los alemanes<br />
podían ofrecer al sionismo. La expectativa de Herzl se circunscribía<br />
a que una mediación germana persuadiera a la cabeza del imperio<br />
otomano. En efecto, el Kaiser intentó conquistar para la causa al<br />
sultán Abdul Hamid II, pero la intransigencia de éste terminó por<br />
disuadir también a Guillermo II, desalentado por su ministro de<br />
RR.EE. Bernhard von Bulow.Todos sus intentos diplomáticos<br />
naufragaron. Sin embargo, el éxito subliminal emanaba de la mera<br />
negociación: por primera vez jefes de gobierno debatían un orden<br />
del día judío, y se tomaban en serio a un representante de la<br />
nación hebrea. El triunfo se ve mayor aun si tomamos en cuenta<br />
que aquellos gobiernos eran los más importantes del mundo y