Gustavo Daniel Perednik - Universidad ORT Uruguay
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GRANDES PENSADORES - G. D. <strong>Perednik</strong>-<br />
judío por varios milenios, ni que los precursores del sionismo<br />
moderno precedieron a Herzl en varias décadas.<br />
Dijimos hace dos capítulos que el límite más tardío para fijar<br />
cronológicamente el comienzo del sionismo, sería ubicarlo 1897.<br />
Se ignoraría así que cuando Teodoro Herzl convocó el célebre<br />
congreso, las grandes realizaciones sionistas, aun las más<br />
modernas, ya habían comenzado. Quince años habían transcurrido<br />
desde la denominada Primera Aliá, la pionera de las inmigraciones<br />
judías modernas que aspiraban a la restauración nacional de los<br />
israelitas en su tierra ancestral.<br />
Incluso congresos sionistas, también hubo antes de Basilea. Dos<br />
notables fueron de Thorn, que se llevó a cabo en Alemania en<br />
1860 y tuvo como fruto la fundación de la Sociedad para la<br />
Colonización de Palestina presidida por Jaim Lorje, y el de Kattowitz<br />
de 1884, que reunió a varios grupos de los jóvenes “amantes de<br />
Sión” bajo la presidencia de León Pinsker. No es pues el congreso<br />
en sí la novedad de Herzl.<br />
No obstante hay un motivo clave para reivindicar la paternidad de<br />
Herzl sobre el sionismo, aun cuando los albores del movimiento<br />
ya habían frutecido cuando él irrumpió en escena.<br />
Por un lado, es cierto que su iniciativa fue original por su contenido<br />
político, pero esta afirmación es incompleta. Un intento político<br />
de retorno a Sión ya había sido plasmado en 1561 por Don Josef<br />
Nasí, quien obtuvo del sultán más de lo que Herzl jamás pudo<br />
conseguir: un permiso para gobernar sobre la zona de Tiberíades<br />
y aldeas aledañas, reconstruirla y poblarla de judíos.<br />
Ni siquiera podría esgrimirse que Herzl fue el primero en proclamar<br />
abiertamente la necesidad de un Estado judío, porque de hecho<br />
tal proclama no fue parte de la plataforma sionista sino hasta<br />
mucho más tarde. El Programa de Basilea se limitaba a un<br />
Heimstate (hogar nacional), término sugerido por Max Nordau para<br />
evitar el recelo de los otomanos. Más aún: la demanda de un<br />
Estado fue oficial para el sionismo sólo con el Programa de Biltmore<br />
de ¡mayo de 1942! (la única ala del movimiento que venía<br />
insistiendo desde mucho antes en la indispensabilidad de un Estado,<br />
era la corriente revisionista liderada por Zeev Jabotinsky).<br />
El Programa de Biltmore había resultado de la asamblea<br />
extraordinaria que se llevó a cabo durante el Holocausto, en la<br />
que David Ben Gurión terminó por rechazar la política de