introducción a la toxicologia ambiental - Universidad de Concepción
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Cómo nos afecta <strong>la</strong> radiación<br />
Los isótopos radioactivos difieren uno <strong>de</strong>l otro <strong>de</strong> maneras que <strong>de</strong>terminan cuán<br />
nocivos son ellos. Pue<strong>de</strong>n tener vidas medias diferentes, pue<strong>de</strong>n emitir formas diferentes <strong>de</strong><br />
radiación, y <strong>la</strong> radiación que emiten pue<strong>de</strong> tener diferentes energías. A<strong>de</strong>más, los diversos<br />
isótopos pue<strong>de</strong>n diferir en otros tres aspectos importantes. Primero, los isótopos pue<strong>de</strong>n ser<br />
gases, líquidos, o sólidos. Segundo, los isótopos <strong>de</strong> elementos diferentes pue<strong>de</strong>n diferir<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> unos a otros en <strong>la</strong> manera en que ellos obran químicamente con diversas sustancias<br />
en el cuerpo. Tercero, los isótopos radioactivos difieren en el tipo <strong>de</strong> los isótopos hijos que<br />
ellos producen cuando <strong>de</strong>caen. Algunos isótopos radioactivos producen hijos que son<br />
nocivos, mientras otros producen hijos inofensivos o no radioactivos. Todas estas<br />
características influyen en el grado y tipo <strong>de</strong> daño que el isótopo pue<strong>de</strong> ocasionar. Para<br />
compren<strong>de</strong>r esto, aquí va una reseña <strong>de</strong> <strong>la</strong> manera en que radiación daña el tejido biológico.<br />
Cuando una partícu<strong>la</strong> <strong>de</strong> radiación penetra el cuerpo humano y pasa a través <strong>de</strong> éste<br />
sin interactuar con el tejido corporal, ningún daño es infligido. Es cuando <strong>la</strong>s partícu<strong>la</strong>s<br />
<strong>de</strong>positan algo <strong>de</strong> su energía en el tejido cuando el daño podría ocurrir.<br />
Las molécu<strong>la</strong>s individuales en el tejido absorben algo <strong>de</strong> <strong>la</strong> energía <strong>de</strong> <strong>la</strong> radiación<br />
transitoria. Algunas veces <strong>la</strong> energía es recibida y liberada como si se tratara <strong>de</strong> un resorte y<br />
no ocurre daño. En otros casos, sin embargo, una molécu<strong>la</strong> se transforma a una forma<br />
diferente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> absorber <strong>la</strong> energía <strong>de</strong> <strong>la</strong> radiación. Si esas molécu<strong>la</strong>s son una parte <strong>de</strong><br />
algún pedazo sensible <strong>de</strong> <strong>la</strong> maquinaria biológica, tal como una molécu<strong>la</strong> <strong>de</strong> ADN,<br />
entonces pue<strong>de</strong> resultar en daño. (EL ADN es el químico que lleva <strong>la</strong> información genética<br />
en todas <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas y animales). Por ejemplo, un gen pue<strong>de</strong> mutar o un órgano pue<strong>de</strong> llegar<br />
a ser canceroso. Una parte <strong>de</strong>l daño molecu<strong>la</strong>r que ocurre, sin embargo, es reparado<br />
naturalmente por el cuerpo antes <strong>de</strong> el organismo sufra como un todo.<br />
Las diversas partícu<strong>la</strong>s <strong>de</strong> radiación difieren en <strong>la</strong> manera en que ellos pasan a través<br />
<strong>de</strong>l tejido. Si los rayos beta y alfa comienzan afuera con <strong>la</strong> misma energía en el mismo<br />
lugar, van a per<strong>de</strong>r energía uniformemente en sus trayectorias a través <strong>de</strong> el tejido, pero los<br />
rayos beta viajarán más lejos en el tejido que los rayos alfa. Puesto que estos dos tipos <strong>de</strong><br />
radiaciones tien<strong>de</strong>n a per<strong>de</strong>r más o menos <strong>la</strong> misma cantidad <strong>de</strong> energía en cada colisión<br />
con una molécu<strong>la</strong>, el número total <strong>de</strong> molécu<strong>la</strong>s impactadas estará aproximadamente en el<br />
mismo valor en ambos casos. Este número <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> <strong>la</strong> energía inicial <strong>de</strong> <strong>la</strong>s partícu<strong>la</strong>s,<br />
pero no <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> partícu<strong>la</strong>. El tipo <strong>de</strong> partícu<strong>la</strong> influye principalmente en <strong>la</strong> concentración<br />
<strong>de</strong> molécu<strong>la</strong>s impactadas.<br />
Los rayos alfa son particu<strong>la</strong>rmente peligrosos bajo algunas circunstancias por sus<br />
características. Si una fuente <strong>de</strong> partícu<strong>la</strong>s alfa, tal como una manchita <strong>de</strong> plutonio-239, se<br />
posa en <strong>la</strong> <strong>de</strong>lgada capa <strong>de</strong> tejido que recubre el pulmón, <strong>la</strong>s partícu<strong>la</strong>s alfa concentrarán su<br />
daño en este <strong>de</strong>lgado pero altamente sensible tejido. El cáncer <strong>de</strong> pulmón es un probable<br />
resultado. En contraste, si una fuente <strong>de</strong> rayos beta se alberga en el mismo tejido, sólo una<br />
fracción pequeña <strong>de</strong>l daño estaría en molécu<strong>la</strong>s en que el tejido es sensible.<br />
El peligro re<strong>la</strong>tivo <strong>de</strong> estos dos tipos <strong>de</strong> radiación se revierte, sin embargo, si el<br />
isótopo radioactivo que produce <strong>la</strong> radiación está fuera <strong>de</strong>l cuerpo. Puesto que <strong>la</strong>s partícu<strong>la</strong>s<br />
alfas típicamente no pue<strong>de</strong>n traspasar <strong>la</strong> piel, es inverosímil que los tejidos vitales internos<br />
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