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Ética Periodística a Principios del Siglo XXI - Monitorando

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mínimos que antes eran máximos. Potenciar los máximos en las sociedades pluralistas<br />

ayuda a que haya una sociedad más justa. Esto es elemental en las sociedades<br />

pluralistas. En tercer lugar, los máximos han de plantearse, reinterpretarse y purificarse<br />

desde los mínimos cívicos. En cuarto lugar, si queremos que una ética cívica sea tal, hay<br />

que evitar el distanciamiento entre mínimos y máximos. Una ética de máximos<br />

autosuficiente acaba identificando sus guías con cualquier ídolo. Una ética de mínimos<br />

que se auto abastece acaba por convertirse en una ética estatal; el ciudadano acaba<br />

engullendo al hombre.<br />

Precisamente el carácter ético de los mínimos cívicos le viene dado en tanto en<br />

cuanto se interrelacionan con unos máximos morales. Por eso la ética cívica lleva<br />

consigo la concepción de un pluralismo moral, en el cual ciudadanos con distintos<br />

valores morales conviven comunidad.<br />

Una ética cívica es una ética de mínimos morales; la fórmula “mágica” <strong>del</strong><br />

pluralismo moral es compartir unos mínimos de justicia y respetar unos máximos de<br />

felicidad y sentido vital. De este modo es posible una sociedad pluralista y, gracias a<br />

ello, una ética cívica.<br />

3. 3. Efectos sociales de la teoría participativa<br />

Cualquier concepto, como diría Hegel, no surge de la nada: se requiere de la<br />

experiencia de la conciencia para que un concepto se haga presente y se establezca<br />

como tal. Así sucede con la «democracia»: tal término no emerge puramente, sino que<br />

se enmarcan siempre en alguna tradición, en alguna teoría política. Por tanto, a la hora<br />

de hablar, de democracia, hemos de especificar de qué filosofía y concepción política<br />

partimos, para que el discurso resulte racional y razonable. Intentaremos aquí entrever<br />

una teoría política que nos haga concebir la democracia al modo general en que se la ha<br />

entendido: gobierno <strong>del</strong> pueblo, por el pueblo y para el pueblo (CORTINA, A., 2006, p.<br />

254). Como sabemos, en el pensamiento clásico griego y, más en particular en la propia<br />

polis griega, la democracia era una forma degenerada de gobierno. Sólo la república era<br />

la que satisfacía las necesidades de los hombres políticos y racionales en su ejercicio de<br />

lo que más le caracterizaba. También en el pensamiento político kantiano, así como en<br />

el conservadurismo inglés y norteamericano <strong>del</strong> siglo XVIII, la democracia es objeto de<br />

numerosas críticas y desconfianzas. Frente a las grandes ventajas que hoy se siguen<br />

defendiendo de este modo de gobernar (que aparece sistematizado por primera vez en la<br />

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