Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
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– No hay nada como apretarle <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>vijas a <strong>la</strong> burocracia – me comentó <strong>la</strong><br />
abogada una vez en <strong>la</strong> calle. – Estoy segura <strong>de</strong> que nos han dicho <strong>la</strong> verdad y<br />
en pocos días tendrás <strong>la</strong> Carta.<br />
En efecto, en pocos días me comunicaron que podía ir a recoger mi<br />
documento.<br />
Tan pronto tuve mi Certificado fui al consu<strong>la</strong>do español a sacar el permiso<br />
para que Maria <strong>de</strong>l Carmen pudiera solicitar el pasaporte. Pero en el<br />
consu<strong>la</strong>do me esperaba otro susto: en <strong>la</strong> oficina consu<strong>la</strong>r me dijeron que tenía<br />
que <strong>de</strong>jar allí <strong>la</strong> documentación y volver a buscar<strong>la</strong> al día siguiente junto con<br />
el permiso <strong>de</strong> mi mujer. Pero yo, que ya había sido avisado <strong>de</strong> que me podían<br />
hacer esa jugada, tomé malhumorado mis papeles advirtiendo al funcionario<br />
que me atendía que al día siguiente volvería con mi asesor jurídico. El<br />
funcionario quedó sorprendido y cuando hizo intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirme algo, otro<br />
funcionario que parecía el Jefe <strong>de</strong> aquel <strong>de</strong>partamento, lo interrumpió<br />
preguntando:<br />
– ¿Qué ha pasado aquí<br />
– Lo que ha pasado – le contesté con el mismo tono <strong>de</strong> voz que usé para<br />
replicar al primero – es que uste<strong>de</strong>s quieren retenerme mi documentación<br />
hasta mañana y eso no lo voy a consentir.<br />
– Tranquilícese, ha habido un malentendido. Ahora mismo le facilitaremos<br />
el permiso que pi<strong>de</strong>. – me respondió el que parecía ser el Jefe tras ver mi Carta<br />
<strong>de</strong> Refugiado Político. 132<br />
María <strong>de</strong>l Carmen nada más tener en su po<strong>de</strong>r el permiso que <strong>la</strong> autorizaba<br />
a sacar el pasaporte hizo que le tramitaran el preciado documento y al tenerlo<br />
en sus manos, cogió a nuestro hijo y montó en el tren rumbo a París.<br />
Mal concepto <strong>de</strong>bió tener <strong>de</strong> los franceses cuando ya en el tren francés,<br />
nuestro hijo pidió ir al <strong>la</strong>vabo y mi mujer le acompañó, pero al regresar al<br />
asiento, <strong>la</strong> gabardina <strong>de</strong> mi mujer había <strong>de</strong>saparecido. Sencil<strong>la</strong>mente se <strong>la</strong><br />
habían robado. Y como sólo oía hab<strong>la</strong>r francés consi<strong>de</strong>ró pru<strong>de</strong>nte no <strong>de</strong>cir<br />
nada, por miedo a que <strong>la</strong> retuvieran en alguna estación para poner una<br />
<strong>de</strong>nuncia.<br />
Aquel<strong>la</strong> noche, a <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong>l tren yo ya estaba esperándoles, ardiendo en<br />
<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> abrazarles, po<strong>de</strong>r besar a mi mujer y tomar en brazos a mi hijo. Lo<br />
recuerdo como uno <strong>de</strong> los momentos más felices <strong>de</strong> mi vida.<br />
132 La jugada trampa consistía en que durante <strong>la</strong>s horas que el refugiado estaba indocumentado el mismo<br />
consu<strong>la</strong>do lo <strong>de</strong>nunciaba y <strong>la</strong> policía francesa <strong>de</strong>tenía <strong>de</strong> inmediato a <strong>la</strong> persona en cuestión. Al parecer hubo<br />
refugiados que tuvieron serios problemas por esa canal<strong>la</strong>da <strong>de</strong> los franquistas españoles.<br />
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