16.01.2015 Views

Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT

Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT

Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

contra el coche <strong>de</strong> policía. Y al acabar <strong>la</strong> frase dio tal golpe con <strong>la</strong> palma <strong>de</strong> su<br />

mano en mi frente que perdí el equilibrio y fui a dar con mi espalda en <strong>la</strong><br />

mesa <strong>de</strong> tortura. Pero al estar esposado con los brazos a <strong>la</strong> espalda amortigüé<br />

el golpe con mis manos apoyándome en un <strong>la</strong>teral <strong>de</strong> <strong>la</strong> mesa. De inmediato,<br />

el Rubiales, con <strong>la</strong> cara encendida me propinó tal patada en <strong>la</strong>s pantorril<strong>la</strong>s<br />

que <strong>de</strong>finitivamente me precipité contra el duro suelo. Y entonces aquel mal<br />

bicho se inclinó hacia mí y, mientras que con una mano me agarró por <strong>la</strong><br />

pechera, con <strong>la</strong> otra me puso el cañón <strong>de</strong> <strong>la</strong> pisto<strong>la</strong> en <strong>la</strong> frente, al tiempo que<br />

me reiteraba su intención <strong>de</strong> pegarme dos tiros.<br />

El timbre <strong>de</strong>l teléfono sonó una y otra vez hasta interrumpir <strong>la</strong> “bril<strong>la</strong>nte<br />

faena” que estaba haciendo el secuaz franquista y haciendo un gesto <strong>de</strong><br />

contrariedad, soltó su mano <strong>de</strong> mi camisa y se dispuso a contestar <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada.<br />

Alguien le rec<strong>la</strong>maba. Tras escuchar a quien le hababa le dijo; “Está bien, ahora<br />

voy”.<br />

Fuera lo que fuese aquel<strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada vino a dar un respiro a mi dolorido<br />

cuerpo que yacía maltrecho por los suelos.<br />

El Rubiales salió con paso firme mientras se guardaba <strong>la</strong> pisto<strong>la</strong> y cerró <strong>la</strong><br />

puerta tras <strong>de</strong> sí, por lo que no pu<strong>de</strong> oír lo que hab<strong>la</strong>ba con los suyos a pesar<br />

<strong>de</strong> escuchar murmullos. Entonces intenté levantarme, poniéndome primero<br />

<strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s y <strong>de</strong>spués, con mucho esfuerzo, me puse <strong>de</strong> pie apoyando mi<br />

espalda contra <strong>la</strong> mesa. Me dolía tremendamente una parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> cara porque<br />

al caer me di con el <strong>la</strong>teral <strong>de</strong> <strong>la</strong> mesa. Pero eso era lo <strong>de</strong> menos, mi verda<strong>de</strong>ro<br />

dolor estaba por <strong>de</strong>ntro, el dolor <strong>de</strong> <strong>la</strong> impotencia, <strong>de</strong> <strong>la</strong> rabia, <strong>la</strong> coragina <strong>de</strong><br />

no po<strong>de</strong>r pelear <strong>de</strong> igual a igual con el <strong>de</strong>spreciable Rubiales.<br />

Me preguntaba qué hora sería. Me habían quitado el reloj que estaba con el<br />

resto <strong>de</strong> mis cosas. De haberlo tenido no podría verlo porque seguía con <strong>la</strong>s<br />

manos esposadas a <strong>la</strong> espalda.<br />

No me dio tiempo a más porque <strong>de</strong> nuevo se abrió <strong>la</strong> puerta y aparecieron<br />

los dos sociales. No me <strong>de</strong>jaron solo ni medio minuto.<br />

– Vente con nos<strong>otros</strong> – dijeron.<br />

Y <strong>de</strong> nuevo me encontré en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> en <strong>la</strong> que había estado antes. Pero esta<br />

vez, ante mi extrañeza, me pusieron ante una ventana que tenía <strong>la</strong> persiana<br />

semiabierta colocándose uno a cada <strong>la</strong>do como si <strong>de</strong> un momento a otro<br />

esperaran ejecutar una or<strong>de</strong>n. No pasaría ni un minuto cuando entró un<br />

guardia civil con el mandato <strong>de</strong>l Rubiales <strong>de</strong> que me hicieran mirar por <strong>la</strong><br />

ventana. Entonces uno <strong>de</strong> los sociales <strong>de</strong>splegó <strong>la</strong> persiana <strong>de</strong> modo que yo<br />

pudiera mirar sin ser visto, y ¿qué es lo que vi<br />

- 260 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!