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Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT

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cumplido”, mientras me hartaba <strong>de</strong> reír para mis a<strong>de</strong>ntros, en respuesta a <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>sfachatez e hipocresía beata <strong>de</strong> <strong>la</strong> señora.<br />

En 1962, los padres <strong>de</strong> María <strong>de</strong>l Carmen, hartos <strong>de</strong> aguantar <strong>la</strong>s bravatas y<br />

<strong>la</strong> ignominia <strong>de</strong>l señorío extremeño, tomaron el tren en dirección a Barcelona<br />

para buscar una vida más digna. Pronto el padre, siendo el primero en venir a<br />

Barcelona y tras encontrar trabajo en <strong>la</strong> construcción, rec<strong>la</strong>mó a su hija para<br />

que estuviera con él. María <strong>de</strong>l Carmen, entusiasmada con <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a, no tardó en<br />

reunirse con su padre y ponerse a trabajar, primero <strong>de</strong> criada con unos<br />

señores cata<strong>la</strong>nes y más tar<strong>de</strong> en una fábrica, como era su <strong>de</strong>seo.<br />

Poco tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> llegar a Barcelona, María <strong>de</strong>l Carmen se vio<br />

sorprendida por <strong>la</strong> gran nevada <strong>de</strong>l 62 que para muchos fue motivo <strong>de</strong> juegos<br />

y entretenimiento, pero el<strong>la</strong> no tenía ropa y ni calzado <strong>de</strong> abrigo y <strong>de</strong>bía salir<br />

a <strong>la</strong> calle para hacer <strong>la</strong>s compras y los recados a <strong>la</strong> familia a <strong>la</strong> que servía.<br />

Fueron días <strong>de</strong> mal<strong>de</strong>cir <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> suerte <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer obrera. Debido al poco<br />

tiempo que hacía que estaba en Barcelona, no podía comprarse más ropa <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

que trajo <strong>de</strong> Madrid, en realidad cuatro baratijas, como dice el<strong>la</strong>. Porque era<br />

poco lo que ganaban tanto el<strong>la</strong> como su padre y había que pagar <strong>la</strong> comida, <strong>la</strong><br />

pensión y mandar dinero al pueblo para que pudieran comer <strong>la</strong> madre y los<br />

dos hermanos que quedaron en Extremadura. Y así fue hasta que pudieron<br />

reunir a toda <strong>la</strong> familia en Barcelona. Tras ganar mayores sueldos, a base <strong>de</strong><br />

mucho trabajo y horas extras, <strong>la</strong> familia pudo vivir en un piso <strong>de</strong> alquiler,<br />

alimentarse mejor y comprar ropa a<strong>de</strong>cuada a los cambios <strong>de</strong> estaciones. Eso<br />

suponía tener acceso a cierta calidad <strong>de</strong> vida, mucho mejor que <strong>la</strong> que<br />

tuvieron en Extremadura y durante los dos primeros años <strong>de</strong> vivir en<br />

Barcelona.<br />

Los padres <strong>de</strong> María <strong>de</strong>l Carmen, como tantas miles <strong>de</strong> familias, preferían<br />

no hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra y ni <strong>de</strong> <strong>la</strong> represión franquista a pesar <strong>de</strong> que al<br />

conocernos bien, con cierto tacto logré que su padre, Cesáreo Pérez, me<br />

reve<strong>la</strong>ra su pensamiento político que no difería <strong>de</strong>l mío, así como su<br />

pa<strong>de</strong>cimiento y el <strong>de</strong> su familia, que también fue golpeada por el franquismo<br />

y <strong>la</strong> represión dictatorial. En <strong>la</strong> década <strong>de</strong> los 40 a Cesáreo le mataron a un<br />

hermano y le acusaron <strong>de</strong> ser asistente <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerril<strong>la</strong>, por ello también<br />

conoció <strong>la</strong> prisión. Con tal carta <strong>de</strong> presentación no tuve duda en <strong>de</strong>sear<br />

entrar a formar parte <strong>de</strong> los Pérez Campanario, tras conocer sus sentimientos.<br />

Porque si bien el padre <strong>de</strong> María <strong>de</strong>l Carmen disfrutó siempre <strong>de</strong> mis mayores<br />

respetos no era menos <strong>la</strong> admiración que sentía por María Luisa Campanario,<br />

<strong>la</strong> madre. Era una mujer <strong>de</strong> espíritu fuerte, éticamente intachable, trabajadora<br />

extraordinaria y servicial en extremo para su familia y amigos. A su familia<br />

también le golpeó el franquismo: tenía un hermano en <strong>la</strong> lista <strong>de</strong><br />

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