Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Así que hablé con Berta y junto a <strong>la</strong> pareja que formaban <strong>Alias</strong> Dolores y<br />
<strong>Alias</strong> Justo, nos encontraron una casa en Calle Bravo Murillo <strong>de</strong> Madrid a <strong>la</strong><br />
que nos tras<strong>la</strong>damos <strong>de</strong> inmediato, <strong>de</strong>shaciéndonos <strong>de</strong> <strong>la</strong> calentura que les<br />
había dado a David y a los suyos <strong>de</strong> empezar a darle “gusto al gatillo”.<br />
Pero yo ya era consciente <strong>de</strong> que tal y como estaba <strong>la</strong> economía en casa me<br />
<strong>la</strong> tenía que jugar y ponerme a trabajar. A<strong>de</strong>más Maria <strong>de</strong>l Carmen se había<br />
quedado embarazada y no podía permitir que mis hijos pasaran necesidad<br />
alguna. 142<br />
Así que ya en <strong>la</strong> nueva vivienda abandoné <strong>de</strong> momento <strong>la</strong> actividad<br />
política y me <strong>de</strong>diqué a buscar trabajo. No tardé mucho en encontrar algo que<br />
para mi situación me venía que ni al pelo.<br />
Se trataba <strong>de</strong> comerciar con una especie <strong>de</strong> burletes <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra para poner<br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s puertas. Es <strong>de</strong>cir, había que comprar aquellos artilugios a un<br />
precio y ven<strong>de</strong>rlos <strong>de</strong> puerta en puerta, colocándolos al precio que cada cual<br />
pudiera sacar. Pero tras dos semanas dando patadas por Madrid, a pesar <strong>de</strong><br />
que no se me dio mal, necesitaba un sueldo mayor y me <strong>de</strong>cidí a buscar<br />
trabajo en <strong>la</strong> construcción. En aquel tiempo en <strong>la</strong> construcción había mucho<br />
trabajo y no tardé en encontrarlo en una obra que acababan <strong>de</strong> empezar.<br />
En <strong>la</strong> construcción no exigían mucha documentación por tanto me colé sin<br />
problemas. No obstante el encargado <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra al ver en mi cartil<strong>la</strong> sanitaria<br />
el sello <strong>de</strong> <strong>SEAT</strong>, me preguntó si había trabajado en esa empresa. Mi respuesta<br />
fue que si, pero que por culpa <strong>de</strong>l clima <strong>de</strong> Barcelona que afectaba al asma <strong>de</strong><br />
mi mujer, había tenido que mudarme, por recomendación médica. Trabajé<br />
como un animal en aquel<strong>la</strong> obra, formaba parte <strong>de</strong> todos los grupos que nos<br />
daban <strong>de</strong>stajos y así recuperé un poco <strong>de</strong> dinero para cuando naciera mi<br />
nuevo hijo.<br />
Los camaradas Dolores y <strong>Alias</strong> Justo nos propusieron irnos a vivir con ellos<br />
a un piso nuevo que querían alqui<strong>la</strong>r, pagado entre los cuatro nos saldría bien<br />
<strong>de</strong> precio. Accedimos y tras unos meses viviendo en Bravo Murillo, nos<br />
cambiamos una vez más <strong>de</strong> vivienda. El 25 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong>l 75, en <strong>la</strong> casa <strong>de</strong><br />
maternidad <strong>de</strong> Madrid, nació nuestro hijo César (Cesáreo como el padre <strong>de</strong><br />
Maria <strong>de</strong>l Carmen).<br />
A pesar <strong>de</strong> que el dictador aun estaba vivo él nació ya tocando con sus<br />
<strong>de</strong>dos el aire <strong>de</strong> libertad, que gracias a <strong>la</strong> lucha <strong>de</strong> nuestro pueblo se cernía<br />
sobre España. Porque todo el mundo con <strong>la</strong> cabeza bien colocada encima <strong>de</strong><br />
142 En todas partes, lo primero que hacíamos era esco<strong>la</strong>rizar a nuestro hijo. Aunque por los cambios <strong>de</strong> colegio<br />
sufriera cierta <strong>de</strong>sorientación no podíamos hacer otra cosa. La verdad es que el sufrimiento <strong>de</strong> los luchadores<br />
antifranquistas, se a<strong>la</strong>rgaba hasta sus hijos.<br />
- 303 -