Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
veterano ya en los entresijos <strong>de</strong> <strong>la</strong> cárcel, me puso al corriente <strong>de</strong> todo cuanto<br />
un preso, sobre todo un preso político, <strong>de</strong>be saber.<br />
Si <strong>la</strong>s celdas son <strong>la</strong>s sucias entrañas <strong>de</strong> <strong>la</strong> cárcel, aquel<strong>la</strong>s don<strong>de</strong> se<br />
incomunicaba a los presos eran <strong>la</strong>s galerías fétidas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s vísceras carce<strong>la</strong>rias.<br />
La celda sólo tenía unos cuantos camastros con sendas colchonetas<br />
malolientes y una so<strong>la</strong> y ponzoñosa manta que daba náuseas. Pero tras comer<br />
por primera vez <strong>la</strong> bazofia <strong>de</strong>l rancho carce<strong>la</strong>rio, pese a mis dolores y a <strong>la</strong><br />
conversación que <strong>de</strong>seaban mantener conmigo mis dos camaradas, caí<br />
dormido como un tronco, con <strong>la</strong> tranquilidad que daba el no volver a estar<br />
ante <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong>l Rubiales.<br />
Al <strong>de</strong>spertar empecé a darme cuenta realmente <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> estaba y quienes<br />
eran mis compañeros <strong>de</strong> celda. Nada más echarme un poco <strong>de</strong> agua a <strong>la</strong> cara y<br />
secarme con los faldones <strong>de</strong> mi camisa, no había otra cosa, iniciamos una<br />
<strong>la</strong>rga conversación contándonos quiénes éramos y por qué estábamos allí.<br />
Uno <strong>de</strong> ellos era in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ntista, <strong>de</strong> aquel núcleo que se <strong>de</strong>nominaba<br />
“Terra Lliure” (Tierra Libre), y según me dijo, era <strong>la</strong> tercera vez que estaba en<br />
<strong>la</strong> cárcel. El otro era un prófugo <strong>de</strong> lo militar, según contaba le mandaron con<br />
permiso y no volvió al cuartel hasta que vinieron a <strong>de</strong>tenerle.<br />
Con el In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ntista pronto entramos en <strong>la</strong>rga y profunda char<strong>la</strong> sobre<br />
<strong>la</strong> situación <strong>de</strong>l antifranquismo, Catalunya, <strong>la</strong> lucha por <strong>la</strong> libertad, <strong>la</strong><br />
dictadura y <strong>la</strong> República, etc. El otro compañero dificilmente nos podía seguir,<br />
pero nos<strong>otros</strong> nos felicitamos al po<strong>de</strong>r tener en <strong>la</strong> cárcel, aunque parezca un<br />
contrasentido, “libremente” aquellos diálogos. 123<br />
Los dos compañeros acabaron <strong>la</strong> incomunicación un día antes que yo. Así<br />
que estuve solo un día entero con mis pensamientos y tuve tiempo <strong>de</strong><br />
reflexionar sobre el pasado y <strong>la</strong> situación en que me encontraba, para llegar a<br />
una conclusión: una vez había conocido directamente <strong>la</strong> mano opresora <strong>de</strong>l<br />
franquismo, prometí seguir aportando mi energía al frente antifranquista y a<br />
<strong>la</strong> lucha por <strong>la</strong> libertad.<br />
De vez en cuando, si me picaba <strong>la</strong> curiosidad, ponía atención a <strong>la</strong>s voces<br />
afeminadas que llegaban insistentemente <strong>de</strong>l margen izquierdo <strong>de</strong> <strong>la</strong> galería,<br />
eran los gays, a quienes tenían en parte <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> galería y que en <strong>la</strong>s horas<br />
<strong>de</strong> puertas abiertas se hacían oír entre bromas y risas que i<strong>de</strong>ntificaban su<br />
condición.<br />
123 Fue estupendo encontrarme con el in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ntista porque me dio <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> comprar, una vez fuera<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> cárcel, todos los libros prohibidos que quisiera ya que su padre tenía un quiosco-librería <strong>de</strong> los muchos<br />
que había <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>la</strong> P<strong>la</strong>za Universidad <strong>de</strong> Barcelona; yendo con una c<strong>la</strong>ve que él me dio y una vez que aquel<br />
hombre comprobaba que era verdad, podía proveerte <strong>de</strong> todo.<br />
- 274 -