Algunos otros Alias de la Militancia Roja - Museo SEAT
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corrí tanto como pu<strong>de</strong> hacia <strong>la</strong> boca <strong>de</strong>l metro, pero fue inútil, aquello estaba<br />
infectado <strong>de</strong> sociales, y tras una gran carrera por <strong>la</strong>s galerías <strong>de</strong>l metro, al final<br />
me <strong>de</strong>tuvieron. Me condujeron a <strong>la</strong>s <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias policiales <strong>de</strong> Vía Laietana<br />
don<strong>de</strong> me acusaron <strong>de</strong> haber creado <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n en <strong>la</strong> asamblea <strong>de</strong> trabajadores<br />
en <strong>la</strong> empresa. De inmediato empezaron a preguntarme por los dirigentes <strong>de</strong>l<br />
movimiento en <strong>SEAT</strong> y al no obtener respuestas, me acusaron <strong>de</strong> tener<br />
re<strong>la</strong>ción con los activistas <strong>de</strong>l País vasco para proveernos <strong>de</strong> armas.<br />
Hacia <strong>la</strong>s nueve <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, tras unas cuantas horas <strong>de</strong> interrogatorio se<br />
presentó un brigada con cara <strong>de</strong> pocos amigos y me pregunta:<br />
‐ ¿Cuánto tiempo has estado en prisión en <strong>la</strong> <strong>de</strong>tención <strong>de</strong>l 70<br />
‐ Salí absuelto – contenté.<br />
‐ ¡Absuelto, hijo <strong>de</strong> puta!, pues ya me encargo yo <strong>de</strong> que te caigan 20 años.<br />
Es más, mañana a <strong>la</strong>s nueve <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana estoy aquí para interrogarte y<br />
quiero que me digas quiénes son los dirigentes <strong>de</strong> <strong>SEAT</strong>, si o te aseguro que te<br />
rompo <strong>la</strong> cabeza con esta máquina <strong>de</strong> escribir. Y tomándo<strong>la</strong> con ambas manos<br />
me <strong>la</strong> colocó en lo alto <strong>de</strong> <strong>la</strong> cabeza, haciéndome sentir su hierro frío y duro.<br />
Tras aquel<strong>la</strong>s amenazas me metieron en el ca<strong>la</strong>bozo haciéndome pasar una<br />
noche <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro temor a lo que pasaría al día siguiente.<br />
A <strong>la</strong>s nueve <strong>de</strong> l mañana el policía me l<strong>la</strong>mó por mi nombre y al oírlo me<br />
entró un escalofrío por todo el cuerpo que incluso me supuso un intenso<br />
temblor <strong>de</strong> piernas.<br />
‐¡Oye, coge tus cosas que te vas para casa! – me dijo.<br />
No puedo <strong>de</strong>scribir <strong>la</strong> alegría que sentí y <strong>de</strong> haber podido hubiese hecho<br />
un gran corte <strong>de</strong> mangas al brigada franquista. Camino <strong>de</strong> mi cada me<br />
preguntaba qué había pasado.<br />
Lo supe al llegar a casa, cuando mi mujer tan contenta y alegre por verme<br />
como por lo que tenía que <strong>de</strong>cirme por poco lo hace antes <strong>de</strong> besarme.<br />
‐ L<strong>la</strong>ma <strong>de</strong> inmediato a Motor Ibérica que el director espera tu l<strong>la</strong>mada – me<br />
dijo visiblemente emocionada.<br />
Por tanto l<strong>la</strong>mé a <strong>la</strong> empresa pidiendo que me pusiesen con el señor Pérez<br />
Rueda. Parece que estaba esperando <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada porque no tardó ni tres<br />
segundos en aten<strong>de</strong>rme. Sobretodo se interesaba por mi salud, quizás<br />
pensando que me habrían golpeado y estaba lleno <strong>de</strong> moratones. Por eso casi<br />
me or<strong>de</strong>nó que me quedara en casa <strong>de</strong>scansando hasta el lunes y que <strong>la</strong><br />
empresa me pagaría <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el jueves (que era aquel día) hasta el lunes. No<br />
cabía en mi pellejo <strong>de</strong> alegría, más aun al saber porque se hacía todo aquello.<br />
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