MANUAL DE PRODUCTO - Visita Sevilla

Inventario de Recursos
3.3 /
Ruta “Los Tres mitos”
Finalizado el inventario se plantea introducir
una nueva variante que consistiría en la
creación de una tercera ruta basada en la
existencia de los tres mitos: CARMEN, DON
JUAN Y FÍGARO.
En un principio se plantea una ruta que
interprete los mitos desde su relación con la
ópera. No obstante, la potencialidad y relación
de éstos con procesos que transcienden a
otras muchas manifestaciones artísticas y que
pueden conseguir un mayor posicionamiento
de la ciudad, hacen aconsejable la posibilidad
de acometer un producto con una mayor
dimensión.
Los bienes que conformarían esta “Ruta de
los 3 mitos y la ópera” ya han sido analizados
previamente en las dos rutas diseñadas
inicialmente, recogiendo un hecho histórico o
una escena operística. En esta ocasión hemos
unido todas las fichas que tienen relación con
los tres mitos más importantes de Sevilla para
resaltarlos en una ruta independiente.
A nivel interpretativo el discurso que dotará
de coherencia a cada una de estas rutas será
la figura del propio mito.
Pero… ¿cómo son estos mitos?, ¿dónde
nacen y como han evolucionado en la historia
de la Ópera?
Para comenzar habría que decir que los
ninguno de los autores de estos mitos eran
sevillanos, ni tan siquiera españoles. El
nacimiento de cada uno de ellos proviene de
formas diferentes.
DON JUAN:
Según las fuentes consultadas, existió en
el siglo XIV un Don Juan de la familia de
los Tenorio, coetáneo de Pedro I El Cruel,
que vivió en Sevilla. Es posible que incluso
llegara a compartir hazañas amorosas con
el pendenciero rey. Por azares de la política
del momento, la familia Tenorio dejó de
apoyar al rey Pedro para unirse a Enrique de
Trastámara. Los Tenorio cayeron, por tanto,
en desgracia tras la traición, ordenando el Rey
el exterminio del linaje. Alguno de los Tenorio,
entre los que se encontró Don Juan, consiguió
escapar. Se sabe que el Don Juan Tenorio
histórico huyó hacia Aragón y posteriormente
a Francia, donde se le pierde el rastro. Hasta
aquí la verdad histórica conocida, pero el mito
creado a partir de la obra del fraile madrileño
Tirso de Molina ha tenido un recorrido mucho
más amplio que el personaje histórico. El mito
literario cobró gran importancia desde un
primer momento, de lo cuál algunos sectores
se sirvieron para engrandecer y mitificar la
figura de otro Sevillano: Miguel de Mañara.
Sobre Miguel Mañara, nacido en 1627, pesa
una leyenda que hasta Antonio Machado da
por buena (ni un seductor Mañara ni un Bradomín
he sido / ya conocéis mi torpe aliño indumentario…
de Campos de Castilla). Muchos han creído
ver en este sevillano del siglo XVII el modelo
en el que Tirso se basó para su Burlador. Sin
embargo, el nacimiento de Mañara casi coincide
en el tiempo con la publicación de la obra de
Tirso, escrita en torno a finales de los años 20
del siglo XVII. Esto invalida completamente la
posibilidad de que el fraile madrileño tomara
a Miguel de Mañara como ejemplo, pues en
el mejor de los casos el supuesto modelo de
Tirso no era más que un niño. Por ahondar en
el personaje histórico de Mañara podemos
afirmar que, paradójicamente, fue un fervoroso
opositor de los espectáculos teatrales en
los que se enmarca la ópera. Tanto él como
fray Tirso González en 1679 lograron que
prohibieran las representaciones teatrales y
operísticas en Sevilla.
Curiosa y contrariamente a la verdad histórica,
la leyenda donjuanesca sobre Mañara, tomó
cuerpo en el mundo de la ópera con el título
de Don Juan de Mañara compuesta por Goossens
en 1937.
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