MANUAL DE PRODUCTO - Visita Sevilla

0.3 / análisis interno
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cuando en las grandes y majestuosas
salas de la Fábrica de Tabacos el calor
arreciaba, el trabajo se convertía en una
tarea tremendamente dura. Las cigarreras,
en general mujeres muy jóvenes, tenían que
trabajar semidesnudas para combatir el
calor, ganándose una determinada fama que
a los viajeros extranjeros como a Mérimée
estimularía especialmente.
Estas cuadrillas de mujeres crearon unos
fuertes lazos sociales, de clase y de
género, pues tenían disputas hasta con sus
compañeros masculinos. Así mismo, los
conflictos laborales y las protestas no eran
infrecuentes, ni el paro de la producción
tampoco. Existieron, incluso, episodios al
estilo de los ludistas británicos arrojándose
algunas máquinas por las ventanas ante la
competencia que suponía para el trabajo
manual.
Según los historiadores, que Carmen fuera
una gitana y trianera era una cierta rareza.
Desde luego era en Triana en donde se
centraba la comunidad gitana, pero otros
barrios que no eran el de Triana aportaron
mucho mayor número de trabajadoras. Son el
caso de Omnium Sanctorum, Santa Marina,
San Gil, Santa Lucía, San Julián, San Roque
y San Bernardo. Hasta Barrios de extracción
no tan humilde como el Sagrario, San Pedro,
San Ildefonso, San Andrés, Santa Cruz o la
Magdalena contaban con más cigarreras
entre sus vecinos que el de Triana.
Las cigarreras a pesar de sus malas
condiciones de trabajo no podían decir que
vivieran tan mal, comparadas con otras
mujeres, incluso con otras profesiones. Es
cierto que el trabajo a destajo les obligaba a
hacer una determinada cantidad de cigarros
diaria pero, no es menos cierto, que ellas
mismas se repartían el trabajo y los horarios
de entrada y salida según su conveniencia.
Una vez más, podemos ver como la libertad
de estas mujeres para ejercer su profesión,
les daba aún más autonomía de la que, de por
sí, suponía para una mujer ganar un sueldo.
> FÍGARO
Fígaro es un personaje cien por cien literario
que Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais
ideó a partir de una obra de Cervantes: El
Celoso Extremeño. La obra de Cervantes
entronca con la novela picaresca del Siglo
de Oro, pero Beaumarchais adapta la trama
cervantina a las ideas de su época en forma
de trilogía. El pícaro español se trasforma
en un ciudadano que apoya el ideario de
la Revolución Francesa frente a los usos y
abusos del Antiguo Régimen. De este modo,
el pícaro deja de ser un simple buscavidas
sin mayor pretensión que el beneficio
propio, para convertirse en un agente del
cambio social. El escritor francés refleja
en su obra no sólo las corrientes políticas
de la época, sino su propia existencia en la
Francia de finales del siglo XVIII. Según los
autores manejados, Beaumarchais escribe
El Barbero de Sevilla (1773), Las Bodas de
Fígaro (1785) y la Madre Culpable (1792) en
distintas épocas del desarrollo revolucionario
que corresponden con su evolución personal.
Beaumarchais fue ferviente partidario del 14
de julio de 1789, aportando, incluso, su apoyó
económico. La última parte de la trilogía, sin
embargo, representa la decepción después
de la experiencia revolucionaria, amén de su
decepción personal al pasar por las cárceles
francesas en el período del terror. Por suerte
se libró del filo de la guillotina, pero el mal
sabor de boca después del presidio le alejó
del curso de la Revolución.
La misma vida de Beaumarchais es
merecedora de la atención de la literatura,
la ópera o el cine, pues estuvo plagada de
lances y situaciones sorprendentes. En uno
de estos lances se gesta, en parte, la trilogía
del Fígaro. La hermana de Beaumarchais fue
prometida en matrimonio por un ilustrado
español de nombre José Clavijo y Fajardo.
Este nunca cumplió su promesa y regresó
a España. Beaumarchais decidió entonces
ir en su busca para lavar el honor de su
hermana. En su largo viaje desde Francia
pasó la frontera por los pirineos orientales y