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UNIVERSIDAD DE CUENCA
La palabra Cañari etimológicamente viene de Kan = culebra y de Ara =
Guacamaya, descendientes de estos dos animales considerados sagrados dentro
de esta cultura, dando origen a leyendas y creencias. Los Cañaris eran un
conjunto de tribus que formaban un solo pueblo; ubicado desde las cabeceras del
nudo del Azuay hasta Saraguro, desde las montañas de Gualaquiza hasta las
playas de Naranjal y las costas del canal de Jambelí.
Dentro de los territorios de los Cañaris, los más importantes fueron Cañaribamba,
Chobshi, Molleturo, Coyoctor, Yacubiñay, Guapondelig y Hatum Cañar, estos dos
últimos tras la conquista inca fueron renombrados como Tomebamba e Ingapirca
respectivamente, todos éstos, repartidos en las provincias del Azuay, Cañar y El
Oro de lo que hoy es el Ecuador; hoy en día únicamente quedan ruinas y/o
vestigios de los asentamientos de las culturas Cañari e Inca.
Los Cañaris estuvieron profundamente vinculados con todo lo que significaba su
mundo al que amaban entrañablemente: La tierra que asegura su sustento y a la
que veneran por ello; sus cerros o urcus andinos, las lagunas o santuarios de
dioses progenitores y tótems como el sol y la luna que servían de referencia para
las vitales labores del agro y como medida del tiempo.
Debido a esta estrecha relación, se manifiestan con gran respeto hacia la pacha
mama. La tierra es preparada por los hombres, quienes abren los surcos con
yuntas, mientras que las mujeres siembran el maíz o mama sara, se dice que es el
hombre quien hace fecundar a la Pachamama, mientras las mujeres siembran y
cargan a sus hijos (los guaguas) en su espalda, se cree que así cargándolos
germinará mejor la semilla del maíz.
En Cañar, cuando el maíz está brotando, la gente camina despacio… porque se
cree que la tierra está alumbrando.
33 Sofía Valenzuela
David Barzallo