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UNIVERSIDAD DE CUENCA
Dicho esto, pareciera en el mundo actual, moderno y occidental es muy difícil por
no decir imposible intentar adoptar éste estilo de vida, interpretación del mundo y
vida en pareja o en una comunidad en general, y argumentarlo como justo o
equitativo.
En un momento se mencionó que, nuestra lengua occidental es impositiva y
dominativa:”esto es así”, “esto se hace así”, a diferencia del lenguaje andino que
es más bien un trato entre iguales para iguales... En una visión horizontal de la
familia, la sociedad, y todo el sistema mismo que los rodea.
Lo que pretendemos decir y argumentar es que la asignación de roles y división
del trabajo dependerá absolutamente de la cultura en la que se viva y el poder,
valor o significado que se le aplique a cualquier actividad.
El pueblo andino se manifiesta a través de una increíble diversidad y
heterogeneidad, que no implica en lo absoluto exclusión, por el contrario esta
relación equitativa genera una armonía en la que hombre y mujer cumplen papeles
determinados.
Se trata de una delegación de responsabilidades igualmente importantes y
necesarias para que se produzca la vida, no se trata de un mundo individual sino
de una dualidad recíproca reconociendo al otro como parte de uno mismo. Esta
forma particular de entender la realidad, a través de la presencia de un polo
opuesto implica necesariamente la presencia de otro, opuestos que resultan ser
complementarios, y no contradictorios conformando un ente integral.
Hombres y mujeres tienen roles designados como una forma de convivir, estos
son roles diferentes, pero entendiendo la complementariedad desde un sentido de
equidad y reciprocidad estos roles se integran.
68 Sofía Valenzuela
David Barzallo