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casar.Un día viene a verme con un hombre. Dice que es su novio. Y que se van aNunca nos había hablado de él.En seguida me doy cuenta de que no sabe nada de la política de extranjería, yque piensa que su pasaporte español puede “salvar” a Jamila para siempre. Que ahoraque se va a casar con él, no tiene que preocuparse más de ese engorroso asunto de lascotizaciones y las tarjetas.Sonrío con una mezcla de nerviosismo y displicencia.Creo adivinar que Jamila intuye mi incomodidad.No me gusta el planteamiento…Le explico que no es así de fácil. Que Jamila lleva muchos años esforzándosepara conseguir regularizar su situación en España, y que le queda muy poco paralograrlo. Le explico cómo funciona la burocracia administrativa para los matrimoniosmixtos; le cuento que puede tardar bastante más de lo que él imagina; le aseguro que esmucho más conveniente que Jamila no interrumpa ahora su proceso y que pensemos,mejor, en fórmulas para que ella pueda pagar sus cotizaciones y logre su tarjeta deresidencia permanente.Por fin, parece que logramos encaminar la conversación y que, entre todas,vamos a ayudar a Jamila para que complete los escasos doce meses que tiene quecotizar a la Seguridad Social.Muchas mujeres migrantes se encuentran en la situación de Jamila.Ante la dificultad para conseguir un permiso de residencia autónomo, a lasmujeres siempre les queda la tradicional salida de ponerse bajo la protección de unhombre y depender de él. Económicamente. Y “documentalmente”.El sistema las coloca en esa disyuntiva.Y está claro que mi miedo es ese. Que Jamila se supedite a una relación depareja que deba sostener a toda costa –aunque le haga daño– para poder mantener supermiso de residencia.La precariedad de las domésticas*****El trabajo de cuidados, que incluye el mantenimiento de los hogares y de las personasque los conforman, ha sido tradicionalmente realizado por las mujeres, de forma casiexclusiva y sin remuneración. Sin embargo, es una de las ocupaciones más importantespara el funcionamiento de la vida cotidiana es, a la vez, una de las más invisibilizadas ydesprestigiadas.En las últimas dos décadas, especialmente, hemos presenciado un crecimientosignificativo de la realización de las labores de cuidados por personas, mujeresgeneralmente, ajenas al hogar, asalariadas, debido a dos procesos: el considerable137

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