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<strong>La</strong> Mujer Habitada<br />
Gioconda Belli<br />
Capítulo 14<br />
LAS "VELA" LLEGARON a la oficina al día siguiente.<br />
<strong>La</strong>vinia se sonaba la nariz. En la época de lluvias estornudaba con frecuencia.<br />
—¿Tiene catarro? —preguntó la hermana solterona.<br />
—Es alergia —respondió poniendo la libreta de notas sobre el escritorio.<br />
—Mi marido también es alérgico —dijo la señora Vela—. <strong>La</strong>s personas alérgicas deben de tener<br />
cuidado en este tiempo del año. Hay mucho polen en el ambiente.<br />
El general Vela era alérgico al polen.<br />
—¿Cómo van esas ideas? —preguntó la solterona, que se llamaba Azucena.<br />
<strong>La</strong>vinia sacó los bosquejos iniciales.<br />
—He trabajado un poco a partir de la conversación del otro día. Estos son algunos ambientes<br />
básicos. Sólo algunas ideas para empezar. <strong>La</strong> casa tendría tres niveles aprovechando el declive del<br />
terreno y para reducir el movimiento de tierra. El nivel más alto es el área social, luego sigue el<br />
área habitacional y luego el área de servicio.<br />
Iba señalando en el plano la entrada principal, el sistema de escaleras para pasar de uno a otro<br />
nivel. Todos los niveles alcanzarían a tener buena vista del paisaje, inclusive el nivel de servicio.<br />
<strong>La</strong> señora Vela se había puesto unos anteojos de marco grueso en el que brillaban diminutas<br />
piedras. Fruncía el ceño recorriendo con su dedo índice los trozos del diseño cual si se imaginara a<br />
sí misma vagando por la casa.<br />
<strong>La</strong> señorita Azucena miraba con atención al plano y a la hermana alternativamente. De vez en<br />
cuando, levantaba la cabeza y sonreía. Era de esas personas que se esforzaban por ser amables con<br />
todos. Parecía no tener intereses propios, vivir para aceitar las vidas de los demás y evitar chirridos<br />
y fricciones.<br />
A <strong>La</strong>vinia le inspiraba una mezcla de lástima y simpatía.<br />
—Veo que puso el estudio de mi marido junto a la sala... —dijo la señora.<br />
—Sí, para que tenga buena vista —respondió <strong>La</strong>vinia.<br />
—Pero me parece que sería mejor poner allí el cuarto de música que acomodó más al fondo. Mi<br />
marido no lee mucho. Le gusta más oír música. Si va a leer un libro, lo lee en la cama o en la sala...<br />
—No es un gran lector...—dijo la niña Azucena, ampliando.<br />
—¿Y el billar no podría estar del lado de la vista también?...—preguntó la señora Vela.<br />
—Bueno es que prácticamente ya no hay espacio al lado de la vista —respondió <strong>La</strong>vinia.<br />
—Pero mire todo el área de servicio —dijo la señora Vela—, es un desperdicio. Para qué<br />
quieren vista las sirvientas...<br />
—Si ubicamos el área de servicio hacia dentro tendremos problemas con la ventilación —<br />
explicó <strong>La</strong>vinia—. En invierno no se secará la ropa —añadió, para no sonar preocupada por las<br />
domésticas.<br />
—No creo. Hay ventanas a los lados —dijo la señora Vela.<br />
—Pero el aire no circularía lo suficiente —insistió <strong>La</strong>vinia.<br />
—Pues sería un poco caliente. No es un gran problema... <strong>La</strong> ropa la pueden sacar al tendedero y<br />
meterla cuando empiece a llover.<br />
—¿Y si se mueve el área de servicio al fondo del segundo nivel?—preguntó Azucena.<br />
—Podemos tratar —aceptó <strong>La</strong>vinia—, como les dije, éste es sólo un primer esbozo...<br />
—Tratemos —dijo la señora Vela.<br />
El área habitacional estaba apenas insinuado, explicó <strong>La</strong>vinia, ya que necesitaba saber un poco<br />
más de las costumbres de la familia.<br />
En ese momento entró Julián.<br />
<strong>La</strong>s <strong>mujer</strong>es se arrellanaron en los sillones sonriendo recatadamente. <strong>La</strong>s pulseras de la señora<br />
Vela tintinearon acompañando el gesto de acomodarse un mechón de pelo.<br />
<strong>La</strong>vinia les agradaba, pero Julián era un hombre.<br />
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