03.03.2018 Views

La mujer habitada

Gioconda Belli (1988)

Gioconda Belli (1988)

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>La</strong> Mujer Habitada<br />

Gioconda Belli<br />

personas cuando se les diseñaba una casa.<br />

Debería recoger a Sebastián en la esquina cercana a un cine de barrio.<br />

"A las seis en punto" —había dicho Flor— "ni un minuto más, ni un minuto menos."<br />

En la radio del carro sintonizaba "Radio Minuto" —minuto a minuto la radio señalaba la hora<br />

que ellos usaban como hora "Oficial" del Movimiento. En el fondo de la música se escuchaba el<br />

tictac persistente. Cada minuto, la locutora interrumpía para decir la hora con una voz mecánica<br />

que recordaba las grabaciones de las operadoras en centrales telefónicas.<br />

Atendiendo las instrucciones, erró sin rumbo durante cierto tiempo para cerciorarse de que nadie<br />

la seguía. Le costaba acostumbrarse a la constante inspección del espejo retrovisor. Sentía que era<br />

innecesario.<br />

¿Quién sospecharía de ella? Pero Flor fue muy insistente sobre la necesidad de cumplir al pie de<br />

la letra las "medidas de seguridad". No fiarse nunca. Y ella no hubiera querido fallar. Se esforzaba<br />

por no perder detalle; por asegurarse de que el carro rojo doblaba en la esquina y no continuaba<br />

detrás de ella.<br />

Calculó mal el tiempo. Llegó al lugar de la cita cinco minutos antes de lo establecido. No vio a<br />

Sebastián. Sólo algunos transeúntes detenidos ante un puesto de venta callejero.<br />

Desde la radio, con el fondo del tictac, Janis Joplin cantaba Me and Bobby Me Gee. El tictac<br />

añadía un toque de urgencia a la música. Cruzó varias esquinas y calles. <strong>La</strong> oscuridad empezaba a<br />

caer sobre la ciudad. Mujeres sentadas en mecedoras al lado de la calle tomaban el fresco. <strong>La</strong> vida,<br />

sus perros y gatos, los niños saltando la rayuela en las aceras, seguía su curso de días y noches y<br />

aquellos cinco minutos no terminaban de pasar jamás.<br />

Finalmente, la voz de la locutora anunció: "Son las seis en punto de la tarde". Dobló la esquina<br />

desembocando en la calle del cine. Sebastián, con una gorra de camionero, estaba en el lugar<br />

acordado.<br />

Se acercó con el automóvil hasta detenerse a su lado. Sacó la cabeza por la ventana pretendiendo<br />

reconocer a un amigo y saludarlo. Sebastián se acercó fingiendo también un encuentro casual.<br />

—¿Para dónde vas? —preguntó ella. Él mencionó un lugar cualquiera.<br />

—Si querés te doy un aventón.<br />

Sebastián se introdujo en el vehículo y partieron.<br />

—¿Te chequeaste bien? —le preguntó.<br />

—Demasiado bien. Tengo casi quince minutos de estar dando vueltas. Llegué demasiado<br />

temprano.<br />

—Es mejor que llegar tarde —dijo él—, ya te acostumbrarás a calcular bien el tiempo. No es<br />

bueno llegar demasiado temprano, o tarde. Dar muchos vueltas puede resultar sospechoso. Lo<br />

mejor, si llegas temprano, es hacer un recorrido largo fuera de la zona del contacto y regresar dos o<br />

tres minutos antes de la hora convenida. Tenés que comprender el significado real de los kilómetros<br />

por hora y conocer bien la ciudad. Pero todo eso lo vas a ir aprendiendo poco a poco. Al principio,<br />

esto es normal.<br />

"Ahora toma la carretera Sur y no te olvides de ir chequeando el espejo retrovisor. ¿Cómo va la<br />

casa de Vela?<br />

—Ya entregamos el primer esbozo. Yo le propuse a la esposa ir a su casa a explicárselo al<br />

general, pero dijo que era mejor esperar a tener el anteproyecto. Aparentemente, Vela anda<br />

viajando por el interior.<br />

—Está al mando de las acciones contra insurgentes —dijo Sebastián—. ¿Cuánto tarda la<br />

construcción de una casa?<br />

—Depende —respondió <strong>La</strong>vinia—. Desde el momento que se aprueban los planos, pueden pasar<br />

seis, ocho meses; depende de la eficiencia del contratista...<br />

—¿O sea que si se aprueban los planos el mes próximo, la casa podría estar terminada en<br />

diciembre?<br />

—Sí.<br />

Sebastián guardó silencio.<br />

—El general Vela es alérgico al polen —dijo <strong>La</strong>vinia, brindando orgullosa su información—.<br />

Juega billar después del trabajo; no le gusta leer, prefiere oír música. Parece ser que a su hijo<br />

adolescente le gustan los pájaros y eso lo desespera. Quiere inclinar la afición del muchacho hacia<br />

86

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!