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La Biblia De Las Brujas 2 El Camino De Las Brujas

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38 E l C a m in o de las B r u jas<br />

esté adecuadamente establecido y en funciones, será aconsejable adherirse<br />

a la regla gardneriana/alexandriana (o a una equivalente en cuya<br />

tradición se haya basado).<br />

<strong>De</strong>bemos insistir seriamente en que iniciar a alguien supone una<br />

responsabilidad para el iniciador, tanto al decidir si el postulante lo merece<br />

(y si es potencialmente merecedor, está suficientemente preparado),<br />

como en la seguridad de que su instrucción deberá continuar. <strong>La</strong><br />

iniciación puede tener repercusiones psíquicas y kármicas profundas, y<br />

si se realiza irresponsablemente, los resultados pueden pasar a convertirse<br />

en parte del karma del propio iniciador. Los líderes de los<br />

conventículos deberán recordarlo cuando decidan si alguien está preparado<br />

para pasar al segundo grado, y preguntarse a sí mismos en particular<br />

si el candidato es lo suficientemente maduro como para encomendarle<br />

el derecho a iniciar a otros; si no lo está, sus errores podrían rebotar<br />

en su propio karma.<br />

Si un brujo de segundo grado ha sido adecuadamente instruido y<br />

cuidadosamente escogido, naturalmente no estará ansioso por iniciar a<br />

la gente sólo porque las reglas se lo permitan. <strong>La</strong> práctica de nuestro<br />

conventículo (y, estamos seguros, en la mayoría de ellos) ha sido siempre<br />

que los brujos de segundo o tercer grado que no sean suma sacerdotisa o<br />

sumo sacerdote no dirijan normalmente iniciaciones excepto a petición,<br />

o con el acuerdo, de la suma sacerdotisa. Es muy frecuente que esto se<br />

haga cuando el postulante es un amigo presentado por el miembro en<br />

cuestión, o si ambos desean convertirse en una pareja de oficio. También<br />

puede hacerse para que el miembro coja práctica y gane autoconfianza<br />

con el ritual.<br />

Otra de las implicaciones de ser brujo de segundo o tercer grado es<br />

que se puede, con el consentimiento de la suma sacerdotisa, abandonar<br />

el conventículo y fundar uno propio con su pareja de oficio. En este caso,<br />

se está aún bajo la guía del conventículo de origen hasta que sus líderes<br />

decidan que ya está listo para la independencia total; entonces otorgarán<br />

el tercer grado, tras cuya iniciación será completamente autónomo.<br />

(Nosotros seguimos este esquema; Alex y Maxine Sanders nos otorgaron<br />

el segundo grado el 17 de octubre de 1970 y permanecimos en su conventículo<br />

durante un par de meses más. <strong>De</strong>spués, con su consentimiento,<br />

cogimos a tres de sus estudiantes que todavía no habían sido iniciados, y<br />

fundamos nuestro conventículo el 22 de diciembre de 1970, iniciando<br />

nosotros mismos a los tres. <strong>El</strong> 24 de abril de 1971 los Sanders nos otorgaron<br />

el tercer grado, y nosotros y nuestro conventículo pudimos<br />

independizarnos. Tenemos razones para creer que, por lo menos Alex,

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