10.01.2013 Views

Agresiones sexuales

Agresiones sexuales

Agresiones sexuales

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

99<br />

6. RESULTADOS<br />

una agresión física y compartiendo alguna experiencia de agresión verbal por parte de un<br />

hombre homosexual y el acoso sexual de una mujer.<br />

Algunos reivindican su capacidad para comprender a ambos protagonistas de las agresiones<br />

<strong>sexuales</strong>, tanto a la mujer agredida como al agresor, ambos víctimas de los roles que<br />

la sociedad patriarcal les impone. Estas reflexiones dan lugar a un debate sobre la diferencia<br />

entre comprender la conducta de los agresores y justificarla. Parecería, a primera vista,<br />

que desaparecen la voluntad y responsabilidad del individuo y sólo quedan los condicionantes<br />

externos que le «empujan» a actuar violentamente. Ante ello, varios participantes<br />

afirman que si vivieran en otras circunstancias, por ejemplo una guerra, les sería más difícil<br />

resistirse a la presión para ser violentos.<br />

Expresan una certeza casi unánime en que los hombres que no agreden pagan un alto coste<br />

por resistirse a ejercer violencia. Interrogados sobre los mensajes y mecanismos que les<br />

motivan a cometer una agresión sexual, responden que son aquéllos que ensalzan la fuerza<br />

de los hombres, el prestigio que les da el presumir de numerosas relaciones <strong>sexuales</strong>,<br />

la agresividad sexual presentada como atractivo masculino por parte de los medios de comunicación<br />

visuales, el rechazo del entorno (a través de burlas y comentarios descalificadores)<br />

si no cumplen el prototipo masculino… En resumen, un mensaje fuerte repetido en<br />

todos los ámbitos de su vida: «Ser hombre es NO ser mujer, es lo contrario, “más que una”<br />

y jamás “parecido a una”» (G. hombres 3).<br />

Algunos confiesan que se sienten presionados a ejercer la violencia cuando presencian<br />

una agresión sexual, como única manera de frenarla, ya que los hombres violentos esperan<br />

la complicidad de todos sus congéneres. Sienten que si no responden de esa manera,<br />

ellos mismos pueden acabar siendo agredidos. Manifiestan su irritación por tener que estar<br />

esquivando constantemente el ejercicio de la violencia, ante la carencia de mecanismos<br />

sociales que les evite tener que llegar a esos extremos. «El recurso institucional no<br />

está preparado para ese momento y lo tienes que hacer tú, y a lo mejor sales más rajado»<br />

(G. hombres 3).<br />

Este miedo a responder mediante el recurso de la violencia, del cual tratan de escapar, lo<br />

presentan como ejemplo de las dificultades que encuentran para escapar del ejercicio de<br />

la violencia siendo hombres. Uno de ellos comenta un caso de agresión verbal que ejerce<br />

un «tío normal de la calle» en una situación «absolutamente normal»:<br />

Una mujer de cincuenta y muchos años va tranquilamente paseando por El Arenal bilbaíno<br />

comiéndose un helado y un hombre se la acerca y le dice «Qué bien lo chupas, ¿me das tu<br />

teléfono?». ¡Es una agresión brutal aún siendo verbal! Este caso duele porque eres consciente<br />

de todo el sistema de opresión y la intención que tiene detrás. Si yo hubiese sido la mujer probablemente<br />

hubiese reaccionado con muy mala hostia y le hubiera dicho al tío una barbaridad<br />

(G. hombres 3).<br />

En resumen, los sentimientos y reacciones que generan las agresiones <strong>sexuales</strong> en este grupo<br />

son mucho más diversos y complejos que en el caso de los otros dos grupos de hombres.<br />

En éste, la provocación femenina no aparece como causa de las agresiones aunque<br />

sí, como veremos en el siguiente apartado, reconocen a las mujeres como «agentes activas

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!