Agresiones sexuales
Agresiones sexuales
Agresiones sexuales
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
57<br />
6. RESULTADOS<br />
El tema de la responsabilidad individual de una agresión es causa de diferencias entre los<br />
grupos, tanto de chicas como de chicos, y entre sus componentes. Las chicas más jóvenes,<br />
al igual que los participantes en grupos de reflexión masculina, hacen mayor énfasis en la<br />
responsabilidad colectiva.<br />
Las agresiones no hay que tomarlas como algo personal, porque el agresor es, a su vez, víctima,<br />
es un monigote que el sistema patriarcal utiliza para mantener controladas a las mujeres.<br />
No se consigue nada metiéndolo en la cárcel, sino que tiene que seguir un proceso de socialización,<br />
para que no vuelva a agredir más (G. chicas 4).<br />
Viendo lo que me ha costado salir de ese círculo de socialización siento impotencia, rechazo,<br />
pienso que si me despisto, puedo volver a caer. ¡Qué peligroso! También siento comprensión<br />
hacia quien lo hace, lo entiendo, yo he pasado por los roles, yo he agredido y he sufrido<br />
agresión. ¿Qué me garantiza que no voy a caer en la agresión si todo me empuja hacia ahí?<br />
(G. chicos organizados).<br />
La discusión sobre la responsabilidad individual ocupó más tiempo en el grupo de hombres<br />
pertenecientes a organizaciones y/o grupos de reflexión sobre la condición masculina, y<br />
no sorprende que haya sido así. Mientras las chicas se limitaron a señalar que no hay que<br />
culpar a todos los hombres por igual, los chicos debatían sobre la rabia que les ocasiona<br />
que mujeres conocidas e incluso amigas no quieran ir por cierta calle con ellos, como si los<br />
consideraran capaces de agredirlas.<br />
— Me da rabia, me duele mucho que por ser hombre se me juzgue. Lo entiendo pero<br />
no me parece justo.<br />
— A nosotros nos cuesta verlo porque somos de la parte opresora, pero las mujeres<br />
mentalmente de forma continua tienen que hacer el trabajo de, cuando se encuentran<br />
con un hombre, no meterle sin más en el mismo saco que a todos los hombres…<br />
Entonces, por cansancio, entiendo que al final, pues no lo hagan y nos metan<br />
a todos en el saco directamente. No lo veo como una ofensa, yo también lo<br />
haría si fuera mujer.<br />
— Si a tantas mujeres les ha ocurrido esto (casos de agresión sexual al nivel que<br />
sea), pues no lo voy a negar. Entiendo que tengan cierto prejuicio, cierto miedo de<br />
nosotros. Cómo luego tú te sientes por ello es cosa tuya.<br />
(G. chicos organizados)<br />
Es destacable la unanimidad de este grupo en torno a la idea de que, en una situación de<br />
guerra, sería muy difícil para ellos resistirse a la presión social para que mostraran conductas<br />
agresivas contra las mujeres, incluida la violación. Varios de ellos, que no habían reflexionado<br />
antes sobre este aspecto, se estremecían ante esa posibilidad: «¿cómo me resisto<br />
a violar en una situación de guerra?, lo tendríamos muy complicado». Coincidían en el<br />
grupo en que desprenderse de los mandatos de la masculinidad hegemónica es una ardua<br />
tarea porque la agresividad y la violencia forman parte consustancial de esa identidad y<br />
ejercen una presión cotidiana… «más en el País Vasco, donde se venera la fuerza. Desde<br />
pequeño, en la cuadrilla tienes que ser un tío lanzao, desenvuelto, saber dar hostias, no<br />
ser un calzonazos o un cornudo» (G. chicos 3).