Agresiones sexuales
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AGRESIONES SEXUALES<br />
Pero lo que más ansiedad les genera es la primera impresión, la sorpresa que les produjo<br />
vivir manifestaciones de acoso sexual para las que no estaban preparadas. Esperaban los<br />
comentarios y actitudes racistas, pero para esta forma de violencia no tenían herramientas<br />
adecuadas con que defenderse. También se sienten muy afectadas por la actitud cómplice<br />
de las mujeres autóctonas con sus familiares hombres, ya que hacen oídos sordos a sus reclamos<br />
y fingen no darse cuenta de lo que pasa bajo su techo.<br />
La reflexión colectiva les hizo modificar su opinión inicial acerca de que en sus países de<br />
origen vivían más violencia, para llegar a reconocer que lo que viven actualmente en Euskadi<br />
también es violencia, aunque expresada de forma distinta.<br />
6.5.5. No tenemos voz ni derechos<br />
En la discusión grupal todas se auto-recriminan el no haber reaccionado a la primera manifestación<br />
de acoso o agresión sexual, aunque algunas dicen que lo pudieron hacer transcurrido<br />
un tiempo y/o cuando ya no les pillan por sorpresa esas actuaciones. Sin embargo,<br />
guardan silencio sobre las experiencias vividas, por razones semejantes a las brindadas<br />
por las jóvenes en relación a las agresiones en el espacio de ocio: por miedo a que no les<br />
crean o a que, de acusadoras, se conviertan en acusadas.<br />
El silencio es mayor cuanto más vulnerables se sienten y menos red de apoyo tienen, básicamente<br />
porque saben que si pierden ese trabajo les va a resultar difícil encontrar otro.<br />
Además, tienen miedo a la deportación —una amenaza real y habitual cuando se atreven<br />
a denunciar o reivindicar algo— o a que las acusen de robo —acusación también frecuente—.<br />
Todo ello las lleva a callar o a irse en silencio, incluso sin cobrar sus salarios ya devengados.<br />
Denunciar el acoso sexual a la policía no se les presenta como una opción, creen que no<br />
sirve para nada y temen hacerlo por su situación de irregularidad administrativa. También<br />
las detienen las amenazas de que la agresión suba aún más de tono, «me dijo que si decía<br />
algo me marcaba la cara», lo que además desata su miedo a que las golpeen, las secuestren<br />
e incluso las maten.<br />
La única opción viable son las asociaciones de apoyo a inmigrantes, en las que se sienten<br />
reconocidas y acompañadas. Pero sienten que, incluso en esos espacios seguros, protegidos,<br />
no pueden contar libremente las situaciones que viven porque no tienen los mismos derechos<br />
que las mujeres agredidas autóctonas: «no nacimos aquí, por eso tenemos que seguir<br />
calladas» concluyen.<br />
6.6. UNA MIRADA DESDE LA PERSPECTIVA MASCULINA<br />
Este apartado se elabora con las opiniones de tres grupos de discusión en los<br />
que participaron 31 hombres de entre 18 y 53 años.<br />
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