Agresiones sexuales
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6. RESULTADOS<br />
La situación de desigualdad en el ambiente de ocio genera una invisibilización de las agresiones<br />
<strong>sexuales</strong>, una confusión que lleva a que algunas chicas no sean capaces de discriminar<br />
lo que desean y por tanto de defenderlo; se produce una desapropiación de un yo<br />
sexual capaz de establecer límites, de decir NO y de sentirse sujeto de su sexualidad.<br />
Las experiencias de huida y de sentirse perseguidas al volver a casa después de una noche<br />
de fiesta es un hecho frecuente entre las chicas, que se van cansadas de tener que tolerar<br />
tocamientos y presiones para mantener relaciones, a menudo incentivados por el consumo<br />
de alcohol y drogas. Así, la frecuencia con la que ocurren en este ambiente situaciones de<br />
agresión, hace que las propias chicas admitan que son tantas y tan diversas, que sólo se<br />
alarman ante las más graves. Se cansan del ambiente de presión o «baboseo» constante y<br />
prefieren no darle importancia, resignándose a asumir como normales estas conductas.<br />
Nos han educado de una manera en la que hemos normalizado todo tipo de agresiones y de<br />
situaciones, no nos damos cuenta de que existen hasta más tarde (G. chicas 4).<br />
La normalización de este tipo de agresiones es reforzada por el grupo de iguales. La mayoría<br />
de las chicas explicitan el rechazo o la falta de comprensión por parte de otras personas,<br />
normalmente sus amigas o conocidas, cuando se quejan por un comportamiento<br />
que a ellas les violenta.<br />
Hay una normalización de las agresiones que impide denunciar pues se le quita importancia.<br />
«Si no ha sido nada, exageradas, si era sólo para alegrar al personal, no te pongas así»...<br />
son frases que se escuchan todos los días (G. chicas 4).<br />
El ambiente de fiesta, por tanto, parece suponer un espacio de riesgo en el que las chicas<br />
se exponen, con más o menos protección y control, a las agresiones <strong>sexuales</strong>. En ese sentido,<br />
es necesario sensibilizar sobre la importancia de denominar estas conductas como lo<br />
que son, agresiones <strong>sexuales</strong>, y «desnormalizarlas» en los ambientes de ocio en los que se<br />
relacionan las chicas y chicos jóvenes, fin de semana tras fin de semana.<br />
Yo veo muy importante también el tema de la complicidad. El no ver las agresiones como<br />
algo muy privado, que sólo tú debes soportar. Por ejemplo, los dueños de los bares deben<br />
tener responsabilidad. No sé cómo se les puede comprometer y responsabilizar, pero tienen<br />
una responsabilidad de hacer algo y si no lo hace, se merece un castigo. En un bar, por la<br />
noche, pueden pasar muchas agresiones una misma noche, y el tío del bar no hace nada.<br />
Hay que romper con esa complicidad, comprometiendo a todos los ciudadanos y las ciudadanas<br />
(G. chicas organizadas).<br />
6.2.3. El miedo: protagonista de un guión pre-escrito con las mujeres como<br />
víctimas<br />
Cuando las chicas jóvenes relatan sus experiencias personales exponen un «guión preescrito»<br />
de miedo a ser víctimas de una agresión sexual en ciertas condiciones concretas.<br />
Salir sola por la noche, o volver a casa después de una noche de fiesta se transforman en